Sociedad

Actitud "chemsex", la práctica de relaciones sexuales acompañadas por el uso de drogas preocupa mucho a los médicos

Surgió como un comportamiento de la comunidad gay en países desarrollados, y hoy es practicado por personas con otras orientaciones sexuales en la Argentina.

Domingo 23 de Septiembre de 2018

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22:32 | Domingo 23 de Septiembre de 2018 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Expertos de la Organización Panamericana de la Salud y de la Argentina expresan su preocupación porque la tendencia podría aumentar el riesgo de adquirir infecciones de transmisión sexual, como VIH, gonorrea, hepatitis C y sífilis

El chemsex, la práctica de relaciones sexuales acompañadas por el uso de drogas, ya es una preocupación para los médicos. Empezó a practicarse en países desarrollados entre hombres que tienen sexo con hombres, pero ya se extendió como un comportamiento de varones y mujeres con diferentes orientaciones sexuales en la Argentina.

Profesionales de la salud de diferentes países temen que esta práctica aumente los casos de infecciones de transmisión sexual, como la sífilis, la gonorrea, y la infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), porque las drogas -al igual que el alcohol- favorecen la desinhibición y relajarían el uso del preservativo.

"Una tendencia que se ha venido mostrando con una creciente popularidad, tiene que ver con la promoción del uso de sustancias, principalmente estimulantes del tipo anfetamínico, generalmente asociadas con los ambientes de fiesta y nocturnidad, vinculándolos con una supuesta potenciación de la actividad y la experiencia placentera de los encuentros sexuales. A esta práctica, se le conoce como chemsex y está siendo reportada en los centros urbanos, cerca de las áreas de entretenimiento", explicó a Infobae Luis Alfonzo, asesor regional sobre consumo de sustancias y salud pública de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

 

"Aparte de los efectos directamente relacionados con el potencial tóxico o adictivo de la sustancia, se le suma el incremento de las conductas sexuales de alto riesgo para adquirir el VIH y otras enfermedades de transmisión sexual", agregó.

En tanto, la directora médica del centro infectológico Helios Salud, Isabel Cassetti, subrayó en diálogo con Infobae: "Nos preocupa el problema porque el consumo de drogas asociado a las relaciones sexuales puede hacer que la persona pierda el control y lo puede llevar a no usar el preservativo. Sabemos que hay evidencia en otros países de que el consumo de drogas durante o antes de las relaciones sexuales puede favorecer la transmisión de enfermedades como hepatitis C, VIH, gonorrea y sífilis. Si se sabe que un paciente practica chemsex, se le explica el riesgo que implica el consumo de drogas asociado a las relaciones sexuales, tratamos de prevenir con la vacuna para hepatitis A y B, damos profilaxis antes de la exposición del virus del sida, que se llama PrEP, e insistimos con que hay que usar el preservativo".

La práctica del chemsex se lleva a cabo como una búsqueda para aumentar el placer o prolongar el momento de las relaciones sexuales. Pero crece como una preocupación en el ambiente médico por su potencial impacto negativo. Desde 2011, ya se publicaron 38 trabajos en revistas científicas de referato que dan cuenta de la práctica en diferentes países. El último congreso de la Sociedad Internacional de Sida, que se realizó en Holanda, le dedicó una sesión, y semanas atrás, durante el simposio de la Fundación Huésped en la Argentina, se presentaron los resultados de una encuesta online que reveló que el consumo de drogas antes o durante las relaciones sexuales también se realiza en la Argentina.

Fue la primera encuesta online que indagó sobre el tema del chemsex en el país. La respondieron 2924 personas. Dentro de ese total, el 52% fueron mujeres heterosexuales, el 15% fueron hombres heterosexuales, el 12 % hombres que tienen sexo con otros hombres, el 19% fueron hombres y mujeres bisexuales, y el 2% fueron mujeres homosexuales.

El consumo de drogas recreacionales antes o durante las relaciones sexuales fue reconocido por el 28% de los hombres que tienen sexo con otros hombres que respondieron la encuesta, quienes expresaron que usaban drogas como una metanfetamina que produce euforia que se llama Crystal Meth, el sildenafil (más conocido por su nombre comercial, el Viagra) y cocaína antes o durante las relaciones sexuales.

"Un aspecto interesante de la encuesta fue que también se constató el chemsex en personas de diferente orientación sexual. El 8,6% de las mujeres heterosexuales, 13,4% de los hombres heterosexuales y el 15,2% de las mujeres lesbianas manifestaron que practicaban chemsex", contó a Infobae el médico infectólogo Diego Salusso, ex jefe de residentes de Hospital Fernández, quien presentó la encuesta.

Además, se señaló que la población que más practica chemsex tiene entre 26 y 35 años, que el 52,7% de los que lo practican no usan preservativos, y que el 19% había tenido un diagnóstico de infección por transmisión sexual en el año previo. Esto significa que el diagnóstico de ese tipo de enfermedad estaba presente 2,6 veces más entre los que practican chemsex en comparación con los que no practican.

El 13,7% de las personas que practicaban chemsex sabía que estaba viviendo con el VIH. Es decir, tenían 3,7 veces más diagnóstico de VIH que los que no lo ejercían. Entre otras diferencias, se identificó que el 7,6% de los que practican chemsex habían tenido más de 10 parejas sexuales en el último año (6,3 veces más en comparación con los que no practicaban chemsex). Usaban preservativo el 47% de los que consumían chemsex a diferencia del 67% de los que no consumían.

"Si bien la encuesta tiene un alcance limitado, el problema del chemsex existe, y habría que hablarlo y estudiarlo más. Aún no hay pautas consensuadas en el ámbito médico sobre qué hacer pero sería importante dar el espacio a las personas para conversar sobre el tema, e informar sobre los riesgos de la interacción entre las drogas que se consumen durante el chemsex y los fármacos antirretrovirales para el VIH", afirmó Salusso.

En abril pasado, se había difundido en la revista especializada HIV Medicine, de la editorial Wiley, otra encuesta realizada en la ciudad de Londres, Inglaterra, a través de una página web e incluyó a personas viviendo con el VIH y mayores de 18 años atendidos en el sistema de salud pública de Inglaterra y Gales. Se entrevistó a un total de 292 pacientes: el 29,5% reconoció practicar chemsex y 10,1% slamsex (que consiste en el uso de drogas por vía endovenosa antes o durante las relaciones sexuales).

Alrededor de 10% de los pacientes entrevistados no estaba en tratamiento antirretroviral. El 72,3% declaró haber tenido relaciones no protegidas, y el 35% reportó relaciones no protegidas con parejas que no tenían el VIH. Este tipo de relaciones de alto riesgo se observó tres veces más frecuentemente en el último año en pacientes que utilizaban chemsex. El 60% de los usuarios de chemsex y el 79% de los usuarios de slamsex habían tenido una infección bacteriana por transmisión sexual bacteriana en el último año. La hepatitis C se observó en 9% de los casos, con mayor frecuencia en usuarios de chemsex (21.9% contra 3.57%)

El término "chemsex" se originó en el Reino Unido. En los Estados Unidos, se habla más de "fiesta y juego" ("Party and play" o "PnP"). Durante el chemsex se consumen estimulantes (principalmente la metanfetamina, pero también anfetaminas o cocaína), sustancias que aumentan la empatía y sentimientos de amor y cercanía entre individuos (como la mefedrona, el MDMA o éxtasis y el GHB, comúnmente denominado "éxtasis líquido"), según informó el investigador del Conicet, Enzo Tagliazucchi.

"En encuentros sexuales entre hombres puede darse el uso conjunto con las llamadas poppers, que son sustancias que al inhalarse producen vasodilatación, aumento del ritmo cardíaco, y una breve sensación de euforia. Como algunas de esas sustancias pueden resultar en dificultades para alcanzar y mantener una erección, su uso en actividades sexuales puede ser combinado con fármacos de prescripción como el sildenafil, más conocido como Viagra. La dificultad para alcanzar el orgasmo es común como consecuencia de esas drogas, por lo que la duración del acto sexual puede verse prolongada", señaló el investigador.

Pese a que ahora existe preocupación entre los médicos, Tagliazucchi manifestó que el uso de drogas antes o durante el acto sexual no es un fenómeno nuevo, ni exclusivo de los hombres que tienen relaciones con otros hombres. "Sin lugar a dudas la droga más consumida para facilitar interacciones sexuales es el alcohol", destacó. "Hay estudios científicos que demuestran que el alcohol puede aumentar las chances de que se prescinda del preservativo en una relación sexual; pero esto depende ampliamente del contexto y de la experiencia e identidad de los involucrados. Sorpresivamente, la misma conclusión es a la que llega un muy citado estudio sobre chemsex y transmisión del virus del VIH".

Tagliazucchi remarcó que hacen falta más campañas destinadas a concientizar a todos los sectores de la población, de todas las edades y preferencias sexuales, sobre el uso correcto del preservativo, que es una manera efectiva de evitar la transmisión del HIV y otras enfermedades de transmisión sexual.

Otra cuestión son los riesgos asociados al consumo de diferentes drogas. "Es común el uso del sildenafil o Viagra para poder alcanzar y mantener la erección, lo cual se dificulta bajo el efecto de ciertos estimulantes. También se utilizan poppers, entre otros motivos para facilitar el sexo anal. Ambas sustancias son vasodilatadoras e hipotensivas, por lo cual su uso combinado puede llevar a una crisis hipotensiva, y desencadenar una emergencia médica. En segundo lugar, el uso de GHB en fiestas asociado al consumo de alcohol u otros sedativos puede ser muy peligroso porque ambas sustancias deprimen la actividad del sistema nervioso central y pueden conducir a paros cardiorrespiratorios u otro tipo de emergencias médicas graves. El uso de estimulantes conlleva de por sí riesgos, en especial desarrollo de dependencia y estrés sobre el sistema cardiovascular. Es importante notar que no se trata de algo específico a su uso en el contexto de relaciones sexuales, sino que es una característica general de las sustancias estimulantes", afirmó.

Para el doctor Tagliazucchi, "los médicos deberían dar información objetiva, basada en evidencia y desprejuiciada sobre los riesgos asociados al consumo de droga no sólo ilegales sino también legales, como el alcohol o el sildenafil o Viagra. Deberían enfatizar en que ciertas combinaciones de sustancias pueden ser más probables en un contexto de actividad sexual, y que algunas de esas combinaciones presentan importantes riesgos a la salud. Además, se debería informar que en muchos casos la identidad de una droga es distinta a la esperada, como es el caso de pastillas que en vez de contener éxtasis tienen otros compuestos activos con perfil de riesgo más elevado".

En tanto, el doctor Omar Sued, director del área de investigación de la Fundación Huésped, consideró que "si bien no hay que asustarse por la mayor frecuencia de la práctica del chemsex, los padres y los jóvenes debería prestarle atención. Es una práctica que no es masiva. Implica el uso de drogas caras asociado a fiestas sexuales que duran muchas horas. Hay que tener en cuenta que en ese contexto la droga que circula puede no contener lo que espera, y sin preservativos y sin la profilaxis pre-exposición para VIH -conocido como PrEP- implica un mayor riesgo de contraer la infección. Además, sin usar preservativos, también hay mayor riesgo de adquirir hepatitis C, gonorrea, y sífilis".

 

 

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