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Independiente barrió en el juego a Huracán y hasta le “perdonó” la goleada

Le ganó 3-1 en Avellaneda con los goles de Emmanujel Gigliotti (2) y Martín Benítez. Descontó Diego Mendoza.

Lunes 22 de Octubre de 2018

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09:13 | Lunes 22 de Octubre de 2018 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

“Mamá... Mamá yo quiero oh oh oh...”. El clásico canto de los hinchas que caía desde las mojadas tribunas del estadio de Independiente con una dedicatoria especial en el Día de la Madre pedía “que gane el Rojo”. Y el deseo de los fanáticos que fueron a la cancha después del almuerzo familiar y del beso a la vieja -varios la llevaron de paseo a ver un rato de fútbol- se cumplió gracias a una actuación perfecta de los dirigidos por Ariel Holan, que desarticularon y dejaron sin argumento alguno al envalentonado Huracán de Gustavo Alfaro. Con un doblete de Emmanuel Gigliotti, quien también asistió a Martín Benítez en el otro gol, Independiente ganó 3 a 1 y le hizo precio a un Globo minimizado, que dejó atrás una racha con cuatro triunfos consecutivos.

 

Tardó menos de dos minutos el conjunto de Avellaneda en hacer lo que los últimos tres rivales de Huracán (Banfield, Tigre y Belgrano) no pudieron en 90: un gol. Gigliotti hizo uso de su condición de goleador de la Superliga, aprovechó la genial asistencia de Fernando Gaibor y definió de zurda ante Marcos Díaz. Eso desbarató al equipo de Alfaro, chipeado para recuperar y lastimar de contraataque.

 

Con esa fórmula hasta ahora mal no le estaba yendo a los de Parque de los Patricios, pero ante un gol en contra tempranero, quedó al aire libre su debilidad: el protagonismo. No se siente nada cómodo cuando debe asumir la responsabilidad de salir a buscar con una postura ofensiva Huracán. Por eso, Independiente pegó dos veces al golpear primero. Lo que hizo mal el Rojo, vestido de rosa por una buena causa en la tarde de este domingo lloviznoso, fue no haber aprovechado más esa endeblez visitante. Llegó mucho y fácil el local al arco de Díaz en el primer tiempo, que gobernó en todo momento con la intensidad de 2017.

Toques. Triangulaciones. Asistencias. Desbordes. Independiente fue demasiado para un Huracán desconocido por lo que venía demostrando en este campeonato. Las ausencias (Alan Franco, Nicolás Figal, Francisco Silva, Pablo Hernández) no afectaron el volumen de juego del Diablo porque los que entraron se esmeraron en demostrar que están a la altura de la camiseta. Las de Fernando Gaibor y Ezequiel Ceruttl fueron las mejores prestaciones desde que pisaron Avellaneda. Arrancando como volante interior izquierdo, el Pocho estuvo movedizo y se entendió bien con Maximiliano Meza y con Gigliotti. Tuvo un par de buenas oportunidades para gritar pero en una se lo negó el pecho de Saúl Salcedo y en la otra el arquero Díaz. El Puma, ágil como nunca, también desperdició otras chances. Y Gaibor llevó por primera vez con fundamento la 10 en su espalda.

En menos de 20 minutos, los de Holan ya habían desaprovechado cinco situaciones claras. Huracán no hizo pie. El colombiano Andrés Roa, estático, jamás se ofreció como una alternativa para la creación, y el círculo central fue todo Rojo. Algún remate sin dirección de Andrés Chávez fue lo más “picante” de un Globo desinflado al que se le notó la falta de Israel Damonte en la zona central.

 

La victoria nunca peligró para Independiente. Más allá de la diferencia mínima en el marcador, nada hizo su adversario como para incomodarlo siquiera. Y aunque haya bajado la intensidad con el correr de los minutos por la lógica del desgaste físico, los locales tuvieron mucha más efectividad en el complemento. En la segunda situación de esa etapa, Martín Benítez le venció el guante al bueno de Díaz para elevar la ventaja, que volvió a acortarse de manera injusta con el cabezazo de Diego Mendoza (había ingresado por Chávez).

 

De todos modos, ya era demasiado tarde para Huracán. No pudo ni amagar a ilusionarse con un empate la visita. El Puma volvió a rugir sobre el final y disipó así cualquier pizca de incertidumbre que pudo haberse instalado en el Libertadores de América, que volvió a despedir a su equipo entre aplausos para seguir sanando después del golpazo copero del Monumental.

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