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De película: descubrió que su pareja era un policía encubierto que la espiaba

La activista Lisa Jones estaba de novia de Mark Stone y creía que eran una pareja normal. Hasta que descubrió un pasaporte y reveló el engaño. Ahora, el Estado británico debió indemnizarla y la policía debió disculparse por haber vivido una decepción

Miércoles 06 de Marzo de 2019

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22:08 | Miércoles 06 de Marzo de 2019 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Ella creía que eran una pareja normal, hasta que encontró un pasaporte en la guantera de la camioneta y su mundo se derrumbó. Ahora, el Estado británico debió indemnizarla y la policía debió disculparse por haber vivido una decepción digna de Hollywood. Mientras tanto, entrevistada por el prestigioso periódico inglés The Guardian, todavía se pregunta: "¿Realmente me amó alguna vez?"

Tras descubrir que quien ella creía era su novio, Mark Stone, en realidad era el policía encubierto Mark Kennedy, la activista Lisa Jones vivió uno de los peores momentos de su vida. Habían estado juntos por seis años, y ella lo amaba "total y completamente, más que a nadie".

"Él fue la persona más cercana del mundo para mí", dijo Lisa  al periódico británico, y añadió: "La persona que me conocía mejor que nadie. Pensé que yo también lo conocía a él mejor que nadie".

La duda sobre la identidad de su pareja, sin embargo, ya se había instalado en ella para cuando descubrió el engaño. Mark siempre había tenido un comportamiento misterioso, y en sus últimos meses juntos se había mostrado errático. Pero aún así, todavía recuerda haber vivido momentos felices con él.

Cinco años después de haber sufrido tamaña decepción, Lisa decidió romper el silencio y contar cómo quedó "devastada" tras conocer la verdad. El dolor todavía se percibe en sus palabras.

"¿Estoy luchando para salvar esta relación o estoy tratando de averiguar quién es él? O estoy poniendo mis energías en esta relación o lo estoy investigando, no puedo hacer ambas cosas", se dijo Lisa a sí misma mientras luchaba con un estado de fragilidad extremo, oscilando entre la desesperación por la noticia y incredulidad, preguntándose cómo había podido ser engañada en una parte tan fundamental de su vida.

Tras el descubrimiento casual del pasaporte, Lisa, sus amigos y un detective que contrataron pudieron establecer que Mark Kennedy era un policía encubierto que había sido enviado para espiar su círculo de amigos activistas. Durante siete años, bajo una identidad falsa, se había infiltrado en grupos ambientalistas. Su desenmascaramiento hace cinco años dejó en evidencia los manejos más ocultos del Estado británico y la policía.

El viernes la policía anunció que llegó a un acuerdo para ofrecer una disculpa y pagar una compensación a Lisa y a otras seis mujeres por el trauma que sufrieron tras ser engañadas por policías encubiertos que las espiaban y con quienes tuvieron relación íntima.

Lisa aceptó la disculpa, que llega más de una década después de que comenzara la misión del oficial Kennedy. "Ningún monto de dinero o disculpa compensará la falta de respuestas sobre en qué medida fui espiada en cada aspecto de mi vida personal y mis momentos más íntimos", asegura.

El primer trabajo de su "ex novio" fue infiltrar un grupo de ambientalistas en Nottingham en 2003. Allí fue cuando adoptó la personalidad falsa de  un escalador profesional que exhibía sus tatuajes bajo el nombre "Mark Stone", aunque los activistas lo apodaron "Flash". De esa época todos lo recuerdan como una persona que se conducía como alguien que tuviera mucho dinero a disposición.

En el otoño de 2003, Lisa conoció a Kennedy cuando visitó Leeds, en Yorkshire del Oeste, donde ella vivía. Por entonces, tenía cerca de 30 años y durante varios años había sido activista ambiental, anticapitalista y antinuclear. La primera impresión de Lisa fue que Kennedy era "muy encantador, muy amigable y familiero, de una manera bastante irresistible".

Kennedy tuvo varias relaciones bajo su identidad falsa, la más extensa de las cuales fue con Lisa. "Durante su misión, pasó más tiempo conmigo que con ninguna otra, y probablemente más que con cualquier otra persona cualquiera", dijo. "Él se conectó muy fácilmente" con su grupo de amigos y conoció incluso a su familia. Cuando su padre murió, Kennedy la acompañó en sus funerales. "Fue quien me abrazó mientras lloraba toda la noche y me ayudó a recuperarme después de eso", añade.

Cada tanto, él se iba por razones de trabajo y llegó a estar tres meses fuera, pero siempre mantuvo contacto regular con ella mediante llamadas telefónicas, e-mails o mensajes. Ellos viajaron juntos, a veces para paseos en bicicleta o escalar, y otras para asistir a protestas. Con el tiempo, su reputación como activista ambiental fue creciendo. Pero en secreto reportaba información a las autoridades policiales sobre los activistas y sus actividades políticas.

Su misión como infiltrado terminó en octubre de 2009, cuando fue convocado por sus superiores a una reunión secreta. Ese mes, desapareció bruscamente de su casa en Nottingham. En las semanas previas a su desaparición, se había mostrado distante con sus "amigos".

"Al parecer tuvo un shock emocional -recuerda Lisa-. Algunos días no se levantaba de la cama. Eso era muy, muy raro para su carácter. Por lo general, era bastante alegre, un tipo madrugador, enérgico, pero muchas veces se ponía de malhumor. Yo lo consolaba. Realmente sentí que lo estaba viendo atravesar un momento difícil y una depresión. Se apoyó mucho en mí".

También en esa época comenzó a mostrarse "paranoico". La policía había allanado su casa después de ser arrestado en una protesta, y él dijo que le preocupaba que estuvieran investigando sus antecedentes y sus finanzas. Dijo que necesitaba un descanso y que iría a los Estados Unidos para quedarse con su hermano por un tiempo. El día antes de volar -recuerda Lisa- se comportaba "muy, muy extrañamente", y decía que lo estaban siguiendo.

"Cuando él se fue, yo estaba realmente preocupada por su cordura. Pensé que la había perdido. Le repetí que parecía que no iba a volver. Él había vendido su auto, aparentemente dejó su trabajo y casi vació su casa".

En enero de 2010, "Mark Stone" súbitamente reapareció. Fue cuando renunció a la policía, porque lo querían asignar a un trabajo de escritorio. En ese momento, admitió que tuvo un trabajo en "una empresa de seguridad privada clandestina" a la que las empresas comerciales le pagaban para vigilar a los activistas.

Lisa lo notó "diferente" y "volátil". "Obviamente, estaba siendo mucho menos supervisado, mucho menos dirigido, y no creo que supiera lo que estaba haciendo en ese momento. Estaba sin timón. Yo todavía estaba tan herida por su partida que de alguna manera estaba esperando una explicación, tratando de averiguar qué estaba pasando con él y si estaba bien", explicó el Guardian.

El final del embuste fue casual, cuando la "pareja" estaba de vacaciones, en julio de 2010. "Estábamos teniendo unos días realmente maravillosos en Italia. Estábamos en las montañas, sólo nosotros dos. Se había ido a dar un paseo en bicicleta, y yo estaba buscando en la guantera algunas gafas de sol. Supongo que había un poco de mí que no estaba segura de lo que estaba pasando con él. Estuve hurgando y vi su pasaporte".

El pasaporte estaba a nombre de Mark Kennedy. Pero había algo aún más escalofriante ahí dentro: "Lo que hizo que se me revolviera el estómago fue que tenía un hijo". Continuó buscando y encontró un teléfono móvil que parecía no tener mucho uso y encontró correos electrónicos de dos niños llamándolo papá. En ese momento, su mundo se derrumbó.

Esa fue la primera vez que Lisa consideró que su pareja podía ser en realidad un policía encubierto. Sin embargo, rápidamente lo descartó: se dijo a sí misma que eso solo sucedía en las películas.

Cuando Kennedy regresó de su paseo en bicicleta, ella decidió no confrontarlo. "Estaba aterrorizada sobre cuál sería su respuesta y lo que eso significaría. Simplemente no dije nada durante unos dos días. Sabía que había algo mal. Él intentó ser muy amable conmigo y descubrir lo que me molestaba. No dormí".

Finalmente, lo enfrentó en un bar, el día en que era su verdadero cumpleaños, y le exigió explicaciones. "Él visiblemente colapsó y dijo: 'Puedo explicarte, pero no aquí', y nos fuimos", recuerda ahora Lisa.

De vuelta en la camioneta, contó una historia que parecía tener a mano para ser usada en el caso de que su personaje ficticio alguna vez fuera puesto en evidencia. Dijo que había sido narcotraficante, que había visto a un amigo muy cercano recibir un disparo y que desde ese momento había prometido cuidar de los hijos del hombre muerto, que habían llegado a pensar que Kennedy era su verdadero padre.

Pero durante el resto del verano, ella tuvo sentimientos encontrados porque su historia no le cuadraba. Intentó acorralarlo con preguntas varias veces más, pero él siempre tenía respuestas creíbles.

Lisa anhelaba encontrar más información que le ayudara a despejar las dudas sobre él. Durante algunas semanas siguió con su vida, hablando regularmente por teléfono con Kennedy pero sintiendo que estaba "en una pequeña burbuja donde nada era real". Hasta que, finalmente, sus amigos encontraron un certificado de nacimiento del hijo de Kennedy, donde estaba registrado que su profesión era "oficial de policía".

Kennedy fingió estar en los Estados Unidos, pero Lisa había descubierto que en realidad estaba en Irlanda con sus hijos y su esposa divorciada. Ante su insistencia, una noche regresó a la casa en Nottingham, donde ella y un grupo de amigos comenzaron a interrogarlo.

Negó todo durante horas hasta que un miembro del grupo le preguntó directamente cuándo se había unido a la policía. Y él confesó. Y luego lloró, mientras los amigos se retiraban hasta dejar a Lisa sola con él. "Quería que se quedara. Sabía que en el momento en que se fuera, el mundo entero iba a cambiar. Solo estaba tratando de retrasar el momento", recuerda ella.

Tras ser desenmascarado en octubre de 2010, Kennedy intentó vender su historia a los medios al mismo tiempo que trabajaba para una firma de seguridad en los Estados Unidos.

Lisa se enfocó en tratar de recomponer su vida. Su experiencia con Kennedy "la hizo sentir muy pequeña", pero las otras mujeres en la demanda legal fueron una valiosa fuente de apoyo.

Otra de las mujeres que demandaron a Kennedy es Kate Wilson, quien también estuvo en pareja con el agente infiltrado. Archivos policiales guardaron registro de toda la actividad de esta pareja: desde sus salidas al cine o museos, las 11 visitas que realizaron a los padres de ella o la cantidad de noches que pasaron juntos entre 2004 y 2006.

Los documentos, que la policía se vio obligada a publicar en octubre a solicitud de Wilson en el Tribunal de Poderes de Investigación, muestran cómo Kennedy recibió autorización para comprar una bicicleta y poder verla con más frecuencia, y también le fue entregado dinero en efectivo para socializar más con otros activistas a los que también quería espiar.

El nivel de detalle era casi absoluto. Una de las entradas cuenta que el agente "cumplió la promesa de limpiar las ventanas" en la casa de sus suegros "ya que eran altas y la señora Wilson tenía dolores de espalda".

No obstante, las autoridades indicaron que no revelaron la totalidad de los registros y argumentaron que hacerlo "costaría mucho dinero de los contribuyentes". Para Wilson, se trató de un enfoque "cruel, agresivo y obstructivo" hacia sus reclamos legales.

La documentación dejó claro, sin embargo, que la policía estaba al tanto del vínculo íntimo entre ambos y dio luz verde a los encuentros sexuales, situación que no está permitida en los lineamientos para espías de la institución.

Una serie de revelaciones de este estilo persuadió a Theresa May -cuando era secretaria de Interior del gobierno de David Cameron- de ordenar una investigación pública sobre la conducta de los espías de la policía. Esta pesquisa podría revelar muchos más secretos cuando comience a difundir evidencia el próximo año.

Fuente: Infobae

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