Este sistema único, que fue uno los ejes del programa electoral de Macron, remplazará los 42 regímenes especiales que coexisten actualmente en Francia tanto en el sector privado como en el público y en el que rigen reglas variables que afectan la edad de retiro o los ingresos.
Para el gobierno, se trata de un sistema "más justo y más simple" en el que "cada euro cotizado dará los mismos derechos a todos". Pero los sindicatos temen en cambio que el nuevo sistema atrase la jubilación, actualmente de 62 años, y disminuya el nivel de pensiones.
El gobierno se ha marcado el objetivo de presentar la reforma ante el parlamento a inicios de 2020 para una entrada en vigor en 2025.
El impacto generado por esta huelga es muy similar a la del pasado 13 de septiembre, la primera gran movilización contra la reforma de Macron y la peor en el país en 12 años, con los transportes públicos sin servicio en la capital.
La compañía estatal de ferrocarriles SNCF canceló 90% de sus trenes de alta velocidad TGV y 80% de sus trenes regionales.
En cuanto al transporte aéreo, Air France anuló el 30% de sus vuelos domésticos y 15% de sus vuelos en Europa, y la británica EasyJet 233 vuelos interiores y de mediano alcance.
Una gran parte de las escuelas y colegios del país no abrieron sus puertas debido a que 51% de los profesores de primaria y 42% se declararon en huelga.
Los turistas tampoco pudieron visitar la Torre Eiffel, uno de los monumentos más populares de París, cerrada el jueves debido a que no había suficiente personal para "abrir en condiciones óptimas de seguridad y acogida al público".
Los sindicatos amenazan con prolongar la huelga de forma indefinida. Los transportes públicos parisinos anunciaron ya que prolongarán el movimiento al menos hasta el lunes.
El temor del gobierno de Macron es que el país quede bloqueado durante varias semanas, como ocurrió en 1995, cuando la ciudadanía torció el brazo del gobierno, que quería ya en ese entonces reformar el sistema de pensiones.
"El descontento social es ahora más fuerte que en 1995",opinó Bernard Thibault, exlíder de la CGT, en alusión a las "chalecos amarillos" que con sus movilizaciones semanales expresan el malestar de buena parte de la población.