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Pálido empate de Boca frente a Independiente, que favoreció a River

En el debut oficial de Miguel Angel Russo, el xeneize igualó sin goles con el Rojo y dejó pasar la chance de ponerse a un punto del líder. Expulsados Izquierdoz y Pérez.

Lunes 27 de Enero de 2020

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08:04 | Lunes 27 de Enero de 2020 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

El reestreno de Boca en la Superliga, en un clásico que se le hizo cuesta arriba contra Independiente, terminó con un 0 a 0 que lo dejó a tres puntos de la cima ocupada por River​, pero también con muchos interrogantes por resolver para Miguel Russo.

 

Es que las buenas señales que ensayó se diluyeron y las piezas que eligió el DT no encajaron. Y terminó resistiendo gracias a las manos de Marcos Díaz y esencialmente por la baja efectividad de los hombres de Pusineri​, quienes se fueron de Brandsen 805 con el sinsabor de haber dejado pasar una chance de empezar a encarrilar un comienzo de 2020 complejo.

 

Las buenas intenciones con las que Boca había saltado al césped de la Bombonera se rompieron con la discutida expulsión de Izquierdoz. Hasta ahí, el local era el que llevaba peligro al arco de Campaña, porque ni Zárate y mucho menos Tevez se conectaron en los últimos metros. Eso si: los laterales (Buffarini y Fabra) se mostraron como alternativa de pase más allá de la frontera del mediocampo, algo que parecía prohibido en tiempos recientes.

 

Pero llegó esa roja al zaguero central y el partido se tiñó del mismo color. De ahí en más fue todo del conjunto de Avellaneda, que volvió figura a Marcos Díaz en ese rato de la primera parte.

Fue Pablo Pérez el conductor, pero los de Pusineri abrieron las alas con Sanchez Miño y Bustos, quienes se olvidaron del retroceso y se sumaron a la marea que se instaló en el terreno de Campuzano y compañía.

Y así, con los minutos, el 0 a 0 del primer tiempo bordeó lo milagroso tras un palo de Franco, una volada de Díaz ante Romero y un mal cabezazo de Pérez, en el corazón del área y con libertad.

En ese ratito, al Rojo solo le faltó alguien que pudiera filtrar un pase para dejar de cara al gol a Romero o Fernández. Ricardo Bochini y Juan Román Riquelme​, juntos en un palco de La Boca, lo hubiesen hecho posible en otro momento.

 

La elección de Russo de sacar al juvenil Obando y sostener a los dos puntas se pareció mucho más a un mensaje de no bajar la amenaza al rival que a una decisión solidaria con el mediocampo de Boca, en donde hizo falta siempre una rueda de auxilio. Por momentos lo fue Zárate. Y eso resume el desorden. Las buenas intenciones del comienzo se fueron al vestuario con la expulsión de Izquierdoz.

La segunda parte mostró a Independiente mejor plantado, con Pérez como su gran distribuidor. Pero nunca se las ingenió para dejar a su mejor definidor, Silvio Romero, frente a Marcos Díaz. Cada una de las oportunidades que construyó encontraron otro ejecutor ante el arco de Boca. Y así empezó a ceder terreno. Tanto que incluso con un hombre menos, Campaña tuvo que volar para sacarle un zurdazo a Tevez. Y después el arquero uruguayo le cerró bien el ángulo a Villa tras de una corrida supersónica.

Otra roja equilibró el cierre. A Pablo Pérez, hasta ahí el mejor de Independiente, que metió una patada criminal sobre Campuzano. Una de esas expulsiones que suelen condenar y dejar secuelas en el día a día posterior. Su roja condicionó el juego, porque igualó algo que por decantación se veía como un triunfo visitante.

Pero a Boca le faltó lo de siempre: lucidez para elegir cómo hacer daño. En ese ítem sacó un desaprobado Pol Fernández, quien se mostró siempre pero al que le faltó decidir mejor. ¿Y Bebelo Reynoso? Solo un tema físico explica su ausencia en el momento en el que Boca necesitaba un pie sensible y no tanto músculo fresco.

Entonces, en ese ratito, se pareció mucho al de Alfaro: dependió de una iluminación salvadora de Salvio (casi le sale) o de una corrida de Villa. El único "9" de área que tiene entró faltando 5 minutos. Pareció poco.

Al cabo, el 0 a 0 terminó conformando mucho más de lo que se lamentó. Aunque Independiente erró demasiado. Aunque a Boca las dudas no se le despejaron después del cambio de DT. El clásico sólo le sirvió a River, que mira a todos desde arriba.

 

 

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