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El especial pedido de Hilda Bernard en su cumpleaños número 100 y detalles íntimos del festejo

Trabajadora incansable de la radio, la televisión, el cine y el teatro, hoy celebró sus 100 años acompañada por su familia en la residencia para mayores en la que vive hace un año y tres meses. Los detalles.

Viernes 30 de Octubre de 2020

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00:04 | Viernes 30 de Octubre de 2020 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Amada por grandes y chicos, la villana más querida de la televisión hoy alcanzó los 100 años y su familia le preparó un especial festejo en Las Magnolias, la residencia para adultos mayores ubicada sobre la calle besares, en la que Hilda Bernard vive hace un año y tres meses. Con la total atención de su hija Patricia, de su nieto Emiliano y su bisnieto Lautaro, quienes se encargaron de decorar el salón con globos y hasta de llevar arreglos florales, la actriz sopló las velitas de una torta que le hicieron especialmente con temática radial.
 
Al momento de soplar las velitas, Hilda se rodeó por su nieto Emiliano y su bisnieto Lautaro, por quien siente una devoción absoluta, y ellos la ayudaron a sostener los números que conforman el 100 para tomarse una simpática foto. Quien también participó del festejo fue la actriz Mirta Wons, quien conoce a Hilda hace más de 20 años y compartió algunas postales del inolvidable día en Las Magnolias.
 
¿Si hubo algún pedido especial por parte de la cumpleañera? Sí, claro. Coqueta como pocas y siempre elegante, la emblemática artista que le dio vida a la villana Carmen Morán en Chiquititas le pidió a su hija que la peinara y maquillara Alberto Moccia, su estilista y maquillador personal, quien obviamente formó parte del festejo y se encargó de cumplir con el pedido de la anfitriona. Hoy todo el medio habló de ella y se lo merece, pues es una trabajadora incansable del mundo del mundo del espectáculo.
 
Hilda Sarah Bernard nació en 1920, el mismo año que la radiofonía argentina y se crió en Puerto Deseado, Santa Cruz. Hija de un padre inglés y una madre austríaca, ya de chiquita sintió inquietudes artísticas y no terminó el colegio secundario porque a los 17 comenzó a estudiar en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático. Su debut profesional como actriz fue en 1942 en el Teatro Cervantes, en la obra Martín Fierro. Enrique Maroni descubrió su voz y la radio se enamoró de ella. Tal fue así que durante 16 años, y cuando aun no existía la televisión, Hilda se convirtió en la voz femenina que acompañó a los argentinos en un sinfín de historias en radioteatro. Esos que dicen amarse fue la telenovela con la que llegó a la pantalla chica y en más de 75 años de trayectoria artística le dio vida a las villanas más recordadas por los televidentes. “La gente se acuerda mucho de la televisión más que del teatro. Debuté a los 21 años y he hecho tanto. En 73 años de trabajo, debo haber hecho más de mil obras. No te olvides que estuve 16 años en radio, haciendo una novela por mes. Y en tevé fue una novela tras otra. Ayer estaba sentada al lado de un árbol con mi perro y vino un muchacho a darme un beso y a agradecerme por las novelas. ´Mi mamá también la quiere mucho´, me dijo”, confiaba Bernard a Pronto en una entrevista íntima brindada en 2014.
 
Su última gran aparición pública fue en 2015, cuando APTRA decidió homenajearla con un reconocimiento a su trayectoria durante la gala de los Martín Fierro. Allí, Hilda subió al escenario y frente a toda la industria del entretenimiento –que no paraba de aplaudirla de pie-, tomó el micrófono y expresó: “Muchas gracias. Gracias a Aptra por este gesto tan generoso; me hacía falta en este momento esta caricia. Yo me había propuesto trabajar hasta los 100 años. No me faltan tantos, me faltan cinco nada más. Pero cayó este ACV, que me hizo daño a la garganta, se me achicaron las cuerdas vocales y me hizo daño a las piernas. De cualquier manera, pienso que 73 años de trabajo ha sido una fortuna para mí. Hice radio, cine, teatro y televisión y fui muy feliz en mi carrera. Ahora espero que Dios y los médicos que me atienden me ayuden a salir adelante. Porque quiero y me lo voy a proponer volver a estar trabajando en un escenario. Muchísimas gracias a todos”.
 
Con una de las voces más privilegiadas del medio, en la década del 40 se convirtió en una estrella de la radio y formó una dupla inigualable con Oscar Casco. Previo a eso había estudiado actuación con muchos maestros, entre ellos Antonio Cunill Cabanellas y fue compañera de aula de María Rosa Gallo, una de sus grandes amigas en el medio. Gallo y Lydia Lamaison fueron sus mayores confidentes. “Lydia fue mi hermana más que mi amiga. La extraño mucho, mucho, mucho. Soy muy solitaria y tuve dos grandes amigas, que ya no están: Lydia y María Rosa Gallo. Con Lydia hablábamos todos los días por teléfono y ella me decía cosas, me aconsejaba. Me retaba mucho también, porque era una leonina de mucho carácter, pero jamás en 70 años nos peleamos”, contaba Bernard a Pronto. En esa entrevista utilizó varias veces la palabra “vieja” para hablar de ella misma y confesó: “Es que soy vieja, no me molesta la vejez. Al contrario, no me gusta cuando la gente dice: ´Es una persona grande´. No, grande no, vieja. Pero vieja en el buen sentido, de haber vivido. A veces, me pongo a pensar: ´¿Qué hice en 94 años?´. Nunca fui una mujer enferma, con decirte que nunca tuve médico clínico. Ahora necesito uno y me dieron turno para dentro de tres semanas. Igual el neurólogo y el cardiólogo. Le dije a la secretaria. ´A lo mejor me muero en ese tiempo, deme antes´. ¿Si pienso en la muerte? Antes nunca pensé en la muerte, jamás se me ocurrió, la veía muy lejana. Ahora sí pienso, no sé qué me pasa. Debe haber un poco de depresión”.
 
 
-¿Y qué siente?
 
-(Hilda se emociona) Que no quiero dejarlo solo a Antonio, mi perrito. Por supuesto que mi hija va a sufrir, pero no tengo ganas de vivir así. Llevo un año sin trabajar, ¿sabés lo que estar encerrada un año? No tengo ganas de salir. Ahora me invitaron a una fiesta importante y ya me probé el vestido hace una semana, sé que tengo que ir pero no tengo ganas. Hoy voy a tirarme el lance de probarme los zapatos. La persona que me invitó no merece la grosería de que no vaya, pero no quiero ir con el bastón, no me veo... Yo no era así, qué feo es tener un ACV.
 
-Hilda, siempre fue una mujer distinguida y elegante.
 
-A mí siempre me gustó arreglarme, vestirme, ponerme unos buenos tacos. El otro día, tenía un evento al que finalmente no fui, pero así y todo le pedí a mi hija que me ayudara a elegir la ropa. “Mamá, esto es antiguo, vas amontonando y como no lo usás, se pasa de moda. Tenés que tirar esto, esto y esto”, me decía Patricia.
 
-¿Qué significa Antonio para usted?
 
-Es un hijo más. Antonio es mi hijo. Tengo mi familia: mi hija Patricia, mi nieto Emiliano y mi bisnieto Lautaro. Pero no son muy pegotes. Lautaro cumplió 17 años la semana pasada pero tenía fiestas, así que pasó un ratito por acá, le di su regalo y siguió. No son muy familieros y de estar encima; por eso mi alegría y mi amor es Antonio. Mi hija me llama 20 veces por día, pero de presencia nunca nadie como Antonio.
 
Actualmente, Hilda vive en una residencia para adultos mayores y desde hace un año y tres meses está allí, bien atendida y con cuidadores que le brindan todo su amor. Su hija Patricia la visita a menudo y hoy tienen previsto pasar la tarde juntas. “Mi mamá está bien pero está ahí porque necesitaba atención médica constante. El lugar es divino, parece un hotel de Punta del Este y la gente es encantadora. Ella está contenta, feliz y muy en paz. Mamá es muy grande y tiene un chip increíble que tiene que ver con el teatro, los poemas y la actuación. Vos le empezás un poema a mamá, le decís las dos primeras estrofas y ella arranca y te lo dice entero. Un texto de Bertolt Brecht te lo recita completo. Está muy conectada con su oficio: son 75 años de un chip en la cabeza que tiene que ver con la actuación. Eso es fabuloso. Está divina, de muy buen humor y aunque a veces se confunde un poco la gente, aquí estamos para festejar sus 100 añitos”, contó en exclusiva a Pronto. Durante la cuarentena, Hilda contrajo coronavirus y fue noticia en todos los medios porque se recuperó favorablemente. “Mamá está estupenda y hoy vamos a celebrar su cumple. El Gobierno de la Ciudad le va a dar un reconocimiento, con una charla vía zoom con Horacio Rodríguez Larreta y pienso que son cosas que mi mamá se merece”, agregó Patricia.
 
Las generaciones más jóvenes la descubrieron de la mano de Cris Morena, que le dio la oportunidad de lucirse como la malvada Carmen Morales en Chiquititas, como Hilda Acosta en Rebelde Way y como Nilda Santillán en Floricienta. La creadora de semejantes tanques televisivos hoy le dedicó un sentido saludo a la actriz por su cumpleaños número 100. “Un siglo lleno de lucha, de fuerza, de talento, de vida. Hilda hoy solo quiero agradecerte por todo tu trabajo, por nunca bajar los brazos, por ser un ejemplo delante y detrás de cámara. Gracias Hilda por tanto amor, tanto profesionalismo y tanta magia. Te abrazo y admiro”, escribió Cris Morena y acompañó el posteo con un video en el que se la ve a Hilda en sus distintos personajes en las novelas infanto juveniles.
 
Bernard también quiso mucho a Romina Yan y a toda la familia Yankelevich. En la entrevista con Pronto, revelaba: “Te voy a contar algo: tengo una caja de hierro que era mi padre, en la que guardo papeles importantes para mí y el otro día encontré un sobrecito rosa. Era una carta preciosa de Romina, en la que decía: ´Sos como una abuela para mí´. No sabía que la tenía y me emocionó mucho. La quise un montón a Romina, era una gran compañera, muy tierna y dulce. Durante Chiquititas, viví mucho el romance de ella con Darío, cuando lo conoció, cuando se comprometieron y se casaron. Me encantaría algún día volver a trabajar con Cris Morena. La quiero mucho”.
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