Deportes

Por qué Colombia se convirtió en una constante usina de futbolistas para Argentina: los nombres que prometen brillar en el futuro cercano

El club Xeneize dio los primeros pasos, a River la fórmula también le dio resultados y hoy los dos colosos de Argentina suelen mirar hacia ese país a la hora de reforzarse.

Miércoles 21 de Abril de 2021

192400_1619025779.jpg

14:19 | Miércoles 21 de Abril de 2021 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

La escuela argentina es la principal influencia histórica para el fútbol colombiano. Ya desde 1938, diez años antes del inicio del campeonato profesional en Colombia, la Selección “cafetera” tuvo como técnico a Fernando Paternoster, un argentino que jugó en Argentinos Juniors y en Racing, y que más adelante, en 1954, fue campeón con Atlético Nacional de Medellín. Lino Taioli y Rodolfo Orlandini, otros dos argentinos, dirigieron a Colombia en las décadas de los 40 y los 50, respectivamente. Adolfo Pedernera, que supo dirigir a Millonarios y a América de Cali, clasificó a Colombia por primera vez en su historia a un Mundial, el que se jugó en Chile en 1962. José Manuel Moreno, el “Charro” Moreno, una de las figuras de la emblemática “Máquina” de River, jugó los últimos cinco años de su carrera en Deportivo Independiente Medellín. Ya en el comienzo de los 80, Carlos Bilardo fue el técnico de Colombia después del muy buen trabajo que realizó entre 1976 y 1979 en Deportivo Cali, y dejó una huella imborrable en ese país, parecida a la que también marcó José Pastoriza en su paso como entrenador de Millonarios entre 1982 y 1983. También fue enorme la influencia que Osvaldo Zubeldía dejó en Colombia al dirigir a Atlético Nacional entre 1976 y 1982, cuando murió de un infarto en Medellín con apenas 54 años. Y Juan Ramón “La Bruja” Verón, por citar a otro nombre fuerte que hizo historia allí, también dejó una marca indeleble en Junior, con el que fue campeón en 1977, y en Cúcuta.

Con el tiempo, la ecuación no se invirtió, pero sí le fue dando forma a un escenario en el que River y Boca, los equipos más grandes de Argentina, le dieron cada vez más importancia al aporte de los futbolistas colombianos. A Boca le fue bárbaro en la época del equipo multicampeón de Carlos Bianchi con Oscar Córdoba, Jorge Bermúdez, Mauricio Serna, Fabián Vargas y Luis Amaranto Perea. River tuvo a grandes delanteros como Juan Pablo Angel y Radamel Falcao, de los pies de un colombiano disfrutó de uno de los goles más celebrados de su historia (el de Juan Fernando Quintero a Boca en Madrid) y ahora no solo tiene en Rafael Borré al máximo goleador de la Era Gallardo con 54 tantos, sino que también cuenta con varios colombianos muy prometedores entre el plantel profesional, la Reserva y sus divisiones inferiores.

Dieciocho colombianos se pusieron hasta hoy la camiseta de Boca en Primera División y quince, la de River. Pionero en la materia, Boca dio el primer paso en 1988 al contratar a Walter Perazzo, aunque en realidad el goleador llegado desde San Lorenzo tenía la doble nacionalidad: nació en Bogotá cuando su papá jugaba en Independiente Santa Fe. Con la camiseta “xeneize”, anotó doce goles en cincuenta partidos.

El primer colombiano que triunfó en Boca también tiene la doble ciudadanía: Carlos Navarro Montoya, el “Mono”, quien llegó unos meses después de Perazzo y luego jugó nada menos que 479 partidos con esa camiseta, con la que además ganó cinco títulos: el torneo Apertura 1992, la Supercopa 1989, la Recopa 1990, la Copa Máster 1992 y la Copa de Oro 1993.

A pedido de César Menotti, Boca compró en 1994 a John Jairo Tréllez, un delantero que en 1989 había ganado la Libertadores con Atlético Nacional y que aquí anotó apenas dos goles en diecinueve partidos.

En 1997 se produjo el arribo a Boca de dos colombianos que quedaron en la historia grande del club como Córdoba y Bermúdez, quien hoy forma parte del renombrado y controvertido Consejo de Fútbol del club como uno de los hombres de confianza de Juan Román Riquelme. En la misma situación de cercanía con Riquelme está hoy “Chicho” Serna, quien desembarcó a principios de 1998. Córdoba, Bermúdez y Serna ganaron dos Libertadores, la Intercontinental de 2000 ante el Real Madrid y varios títulos locales con Bianchi. Líder por personalidad y fiereza para defender, el “Patrón” fue el capitán el histórico día del triunfo “xeneize” ante el Real Madrid en Japón.

En 1998, River le abrió las puertas al primer colombiano que se puso su camiseta y que -al cabo- le dio muchas alegrías: Juan Pablo Angel. Llegado desde Atlético Nacional de Medellín, convirtió 62 goles en 116 partidos, festejó dos torneos locales e integró aquella recordada delantera de “Los Cuatro Fantásticos” junto a Ariel Ortega, Pablo Aimar y Javier Saviola.

El marcador central Mario Yepes se sumó a River, por entonces dirigido por Ramón Díaz, en agosto de 1999, proveniente de Deportivo Cali. A fines de 2002, y después de conseguir el torneo Apertura 1999 y el Clausura 2000 (los mismos que Angel), pasó al Nantes.

A caballo del éxito que tenía en Boca el tridente Córdoba, Bermúdez y Serna, River puso la mira en varios colombianos más, pero estuvo lejos de dar en la tecla. Así, se vistieron con la banda roja sobre el pecho Jersson González, Kilian Virviescas, Jairo Patiño, Juan Carlos Toja y Carlos Valencia.

River cortó esa mala racha con un colombiano que llegó a sus divisiones inferiores en 2001 y que debutó en Primera cuatro años más tarde con Reinaldo Merlo como técnico: Radamel Falcao, autor de 48 goles en 118 partidos y campeón en el torneo Clausura 2008 con Diego Simeone como técnico. Hoy en la Reserva de River se destaca un delantero que tiene como ídolo a Falcao y que amenaza con seguirle los pasos a fuerza de goles: Fabián Londoño Bedoya, primo de Gerardo, exlateral izquierdo de Racing y Boca, entre otros clubes. Londoño, quien fue inscripto por Gallardo en la lista de buena fe de 32 futbolistas para la Copa Libertadores, tiene 20 años y anotó nueve goles en catorce partidos en la Reserva, lo que le da un muy buen promedio de 0,64 por partido. “Llegué a River a mediados de 2018 porque Gustavo Fermani (actual ayudante de campo de Juan José Borrelli en la Reserva) fue a ver un torneo en Colombia. Cuando me preguntó si quería venir a River, no lo dudé”, afirma el juvenil, quien aún no debutó en Primera División y al poco tiempo de llegar debió superar una rotura de ligamentos cruzados.

En el caso de Londoño, a River le dio resultado un trabajo de scouting. En otros, como las llegadas de Borré y Carrascal, influyeron los ofrecimientos de distintos representantes y la posterior aprobación de Gallardo tras analizarlos minuciosamente. Y el arribo de Quintero se produjo por el interés del propio “Muñeco”, quien siguió con atención a Juanfer desde los partidos que jugó contra River para Deportivo Independiente Medellín en la fase de grupos de la Libertadores 2017. La muy buena relación de Gallardo con Rodrigo Riep (jugaron juntos en River), uno de los representantes de Quintero junto a Norman Capuozzo, terminó de allanar el camino para su llegada al club de Núñez, donde el actual jugador del Shenzhen de China anotó el segundo gol a Boca en el 3-1 en el Santiago Bernabéu, ese summum, en la final de la Libertadores 2018.

Riep supo ofrecer en River a Sebastián Villa, pero Gallardo dijo que no y el delantero recaló en Boca. El colombiano tendrá en breve mercado europeo: son varios los clubes interesados en él.

El zaguero Nelson Rivas, otro colombiano, fue contemporáneo de Falcao en River antes de que el actual centrodelantero de Galatasaray de Turquía fuera transferido al Porto. Los hinchas recuerdan a Rivas por su juego algo torpe pero a la vez esforzado que más de una vez motivó el grito masivo de “Olé, olé, olé, Negro, Negro” ante algún anticipo o rechazo oportuno en el Monumental. Lo veían más como un defensor algo excéntrico que como un futbolista de categoría. Solo jugó ocho partidos y se marchó al Inter de Milan, donde tampoco logró hacer pie y fue cedido a préstamo al Livorno y al Dnipro Dnipropetrovsk.

Así como en River algunos colombianos no lograron trascender, a Boca tampoco le salieron bien todas las apuestas por futbolistas de ese país. Por caso, el marcador central Arley Dinas (2002-2003) y el mediocampista Freddy Guarín (2005-2006) no estuvieron a la altura de las exigencias del club de la Ribera.

A contrapelo del imaginario popular, el colombiano más ganador de la historia de Boca no es Córdoba, ni Bermúdez ni Serna. Se trata de Fabián Vargas, que ganó nueve títulos en sus dos ciclos en el club. Y Perea -hoy director técnico de Junior, rival de River en el Grupo D de la Copa Libertadores- festejó un torneo local y la Intercontinental ante el Milan de Cafú, Maldini, Pirlo, Kaká, Seedorf y Shevchenko, en 2003.

A Boca no le dieron resultado las contrataciones de Gerardo Bedoya y de Breyner Bonilla. Pero siguió insistiendo y en los últimos años incorporó a dos que ya no están en el club como Wilmar Barrios y Sebastián Pérez, y a cuatro que son importantes para la estructura actual: Frank Fabra, Jorman Campuzzano (hoy recuperándose de Covid-19), Edwin Cardona y Villa.

Si bien los aportes de Falcao y de Yepes no llevaron a River a la conquista de la Libertadores, sus dirigentes siguieron mirando hacia Colombia para reforzar los distintos planteles. Eder Alvarez Balanta (se sumó en las Inferiores), Carlos Carbonero y Teófilo Gutiérrez coincidieron en el equipo principal y fueron campeones locales de la mano de Ramón Díaz, en 2014. A Teo y a Balanta también los dirigió Marcelo Gallardo, bajo cuyo mando también se sumaron Borré, Quintero y Jorge Carrascal.

Todo parece indicar que los hinchas de River se acostumbrarán en los próximos años a escuchar más apellidos de jugadores colombianos en el primer equipo. Ocurre que en la Reserva actúan tres futbolistas en los que hay depositadas muchas expectativas a corto y mediano plazo: el marcador central Thomas Gutiérrez (nacido en Venezuela y nacionalizado colombiano pues a los dos meses de vida se fue a vivir a Medellín) y los delanteros Oswaldo Valencia y el ya mencionado Londoño. Y recientemente llegó Samir Torres, otro atacante muy talentoso que jugaba en las categorías menores de Atlético Nacional de Medellín y que próximamente se sumará a la la Reserva. “Samir es parecido a Mbappé, me atrevo a decirlo. Es rápido, atrevido, es un jugador diferente. En unos añitos se va a escuchar el nombre de Samir”, dijo su representante, Camilo Zúñiga, exlateral derecho del seleccionado colombiano y con pasado en Atlético Nacional, Nápoli, Bologna y Watford, entre otros clubes. Torres, de 17 años y 1,67 de altura, es un extremo derecho hábil y veloz, capaz de jugar también como mediocampista ofensivo. Zúñiga se contactó con Riep y hoy podría decirse que son socios del arribo de Torres a River, que contó con el aval de Gallardo.

Riep también tuvo que ver en la llegada de Thomás Gutiérrez a River. El segundo marcador central jugaba en Deportivo Estudiantil, un equipo de la Liga Antioqueña de Fútbol, y en River vieron videos de él en el seleccionado colombiano Sub-17. “Me vieron jugar y el contacto se hizo a través del representante de Quintero y de Carrascal”, aseguró Gutiérrez en alusión a Riep, en diálogo con el sitio oficial de River en 2019, el año de su llegada al club de Núñez. En esa entrevista, el colombiano contó que sus referentes son el español Sergio Ramos y el francés Raphaël Varane a nivel internacional y Javier Pinola en el fútbol argentino. Gutiérrez mide 1,86 y tiene mucha personalidad: a mediados de 2019, en la final de Cuarta División entre River y Boca en la cancha de Argentinos Juniors, la picó al convertir el último penal de su equipo en la serie que le dio el título al equipo “millonario” en la definición desde los doce pasos.

El caso de Oswaldo Valencia es muy particular, ya que tiene 18 años y vive en la Argentina desde los 8, cuando fue a probarse a Sarmiento de Junín y quedó. “Al principio mis padres no querían, pero los convencí para que me dejaran venir. A los seis meses, la familia de Santiago Peretti, un compañero mío, me dijo si no quería quedarme a vivir en la casa de ellos porque en Sarmiento no había pensión para mi edad. Acepté y me quedé cuatro años. Ellos son mis tutores. Un día, mi tutor me muestra un mensaje que decía: ‘Queremos llevar a Oswaldo a la banda’. Yo no entendí y le devolví el celular. Hasta que caí y dije: ‘A River’. No lo podía creer”, recuerda Valencia. Empezó a jugar en River en la Séptima de AFA y hoy suele compartir la delantera de la Reserva junto a Londoño.

La devaluación de la moneda nacional, y los contratos acordados en dólares pero con un tope en pesos argentinos a la hora de cobrar, transforman al fútbol doméstico en un mercado poco apetecible para los futbolistas extranjeros. En ese contexto, el desembarco de una mayor cantidad de jugadores colombianos en el futuro dependerá casi exclusivamente del deseo que ellos tengan de jugar en una Liga que sigue siendo una vidriera importante como paso previo al fútbol europeo. “Acá van a perder mucho dinero, eso lo tenemos claro. Pero también sabemos que Argentina, y especialmente River y Boca, siguen siendo una tentación para los jugadores colombianos”, dijo a Infobae un representante profundamente conocedor del negocio.

Sin los argentinos, la historia del fútbol colombiano no sería igual. Sin los colombianos, las de River y Boca tampoco.

 

<

Top Semanal

TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR

LOCALES

NACIONALES

INTERNACIONES

DEPORTES

SOCIEDAD

FARÁNDULA