El periodista y empresario tomó una decisión con su medio El Destape que afecta a varios de sus empleados. La falta de pauta lo deja tambaleando.
11:32 | Sábado 23 de Noviembre de 2024 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
El multimedios El Destape, propiedad del empresario y periodista Roberto Navarro, atraviesa actualmente una de sus etapas más complejas. En las últimas semanas, tomó la polémica decisión de suspender la programación de los fines de semana tanto en su radio como en su canal de televisión.
Esta medida generó un amplio debate, con opiniones divididas sobre las verdaderas razones que la motivaron, enfrentando las explicaciones oficiales del dueño del multimedios con las denuncias y preocupaciones de los empleados y conductores que quedaron afectados al perder sus espacios en la programación.
Roberto Navarro defendió su decisión explicando que la reestructuración era necesaria para "priorizar los negocios más rentables" y reorientar los recursos hacia un proyecto más ambicioso.
Según el periodista, esta estrategia busca establecer un nuevo servicio de streaming que verá la luz en 2025, con el objetivo de atraer a un público joven, en un intento por adaptarse a los nuevos hábitos de consumo de contenidos. A pesar de sus declaraciones, que sugieren que este cambio responde a un plan estratégico a largo plazo, la decisión causó malestar entre quienes se ven directamente perjudicados.
Uno de los principales afectados es Carlos Ulanovsky, cuya programación fue cancelada. El conductor manifestó abiertamente su preocupación, señalando que la medida no responde a una simple reestructuración, sino a una crisis financiera más profunda que atraviesa el multimedios.
Según su versión, los recortes son el reflejo de una situación económica complicada, intensificada por la suspensión de la pauta oficial por parte del Gobierno de Javier Milei, lo que impacta directamente en los ingresos de El Destape. Esto dio pie a especulaciones sobre el futuro de la empresa y la viabilidad de sus proyectos, mientras los trabajadores temen que la reestructuración sea un indicio de problemas más graves.