Los chats de la traición y la decisión de Mauricio Macri que puede cambiar 2025

El jueves 28 a la mañana, media hora antes de bajar al recinto, Silvia Lospennato caminaba con algún signo de ansiedad por los pasillos del Congreso, aunque no percibía señales de que podía sobrevenir una tormenta. La noche anterior, y también esa misma mañana, la diputada había consultado a los referentes de los bloques. Los números para avanzar con Ficha Limpia, el proyecto de un solo artículo que les impide ser candidatos a cargos públicos a quienes hayan sido condenados por corrupción en doble instancia, parecían asegurados. Pero, diez minutos antes de sentarse en su banca, el celular de Lospennato vibró y todo cambió. Un mensaje de WhatsApp de un diputado neuquino la ponía en estado de alterta: “Por el respeto que te tengo quiero avisarte que no vas a tener los votos para el quórum”, le dijo.

—¡No puede ser! —exclamó Lospennato.

—Sí, puede ser. Te van a fallar algunos diputados oficialistas y otros de tu propio bloque.

La noche previa, la del miércoles, Lospennato, la autora de la iniciativa, se había ido a su casa con la seguridad de que tenía 131 votos, dos más de los necesarios para iniciar el debate. Sus asesores contaron que ella misma, por temor a una traición, chequeó en cuatro oportunidades con los líderes parlamentarios. Había creado un grupo de chat especialmente para la ocasión. Entre los que le transmitieron tranquilidad estuvo el libertario Nicolás Mayoraz.

—¿Estamos seguros de que están todos los oficialistas? Me dicen que el Gobierno está trabajando para bajarnos gente porque tiene miedo de que Cristina se victimice, preguntó la diputada.

—Olvidate. Tengo 38, solo falta Marcela Pagano que está por ser mamá —confió Mayoraz.

Veinticuatro horas antes, en la reunión del bloque del PRO, los legisladores habían bromeado sobre lo ocurrido la semana anterior, cuando -en el primer intento por abordar Ficha Limpia- no habían llegado al quórum por la falta de un solo voto. En aquella sesión, muchos concentraron las miradas en el santafesino José Núñez, que faltó sin avisar. El martes, frente a sus pares, Núñez pidió perdón. “Hubo paro de subtes y me quedé trabado en el tránsito. Calculé mal y no llegué. Estuve muy angustiado estos días. Les juro que no va a volver a pasar”.

Uno de los legisladores, lo apuró: “Vos tenés fama de llegar tarde a todos lados. Para este jueves salí a las cinco de la mañana o quedate a dormir en el Congreso”. Núñez se rio. Una sonrisa que sus compañeros entenderían el día de la convocatoria porque sería uno de los que pegaría el faltazo. Paro de subtes no hubo; explicaciones, tampoco. Ni de él ni de otros ausentes, como Gabriel Chumpitaz, que en la reunión de bloque había gritado: “¡Vamos que sale la ficha limpia!”. Núñez y Chumpitaz son dirigentes cercanos a Patricia Bullrich, la ex candidata presidencial de Juntos por el Cambio que hizo un spot de campaña en el que prometía ponerle Cristina Fernández de Kirchner a un penal de máxima seguridad. Otros tiempos.

Lospennato estalló de bronca cuando a las 10 en punto se sentó en su butaca y observó algunos blancos en las bancas. Ya advertida por el legislador neuquino, empezó a llamar uno por uno desde su celular a los que podían complicarle los planes. Los que estaban a punto de hacerlo no le contestaron.

Un legislador macrista, advertido del nuevo escenario, se acercó entonces hasta el estrado donde estaba Martín Menem, el presidente de la Cámara baja. “¿Ustedes están operando para que se caiga la sesión?”. Menem lo negó.

El riojano buscará la reelección al frente de Diputados el próximo miércoles. Necesita para eso, primero, que haya quórum y, luego, una mayoría simple. El kirchnerismo sujetó su apoyo a que no avanzara Ficha Limpia. Germán Martínez lo dijo sin pruritos delante de muchos testigos y se jactó frente a uno de ellos de haber hablado con Karina Milei. Un trabajo que le encomendaron directamente del Instituto Patria. “No queremos que llegue con media sanción al Senado porque, aunque no estén hoy los votos para su aprobación, la presión social puede llegar a hacer torcer voluntades”, le transmitieron.

Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem habían estado el miércoles en el Congreso. ¿A qué fueron? ¿Por qué estuvieron casi tres horas? Los rumores de negociación con el kirchnerismo abarcaban varios temas, no solo la reelección de Menem. La eliminación de las PASO que propone el oficialismo y hasta la designación de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla para la Corte Suprema. Los representantes de Mauricio Macri en el Parlamento llamaban a su líder para contarle el minuto a minuto de lo que ocurría.

Los nexos del kirchnerismo con los libertarios no son pocos. Desde Eduardo “Wado” de Pedro, Martín Mena y Juan Manuel Olmos hasta algún diputado zigzagueante que lleva y trae y, de paso, le cuenta infidencias a Sergio Massa. Uno de aquellos interlocutores, por ejemplo, -como contó Clarín hace dos domingos- le avisó a Cristina un día antes del anuncio que le quitarían el cobro de sus millonarias pensiones, después del fallo de la Cámara de Casación, que ratificaba la condena a seis años de prisión y que la inhabilita a ejercer cargos públicos.

A las 11.48 del jueves, cuando en las redes se discutía el fracaso de Ficha Limpia, Javier Milei subió a su cuenta de X una foto junto al Gabinete, acompañado por este posteo: “El mejor gobierno de la historia, viva la libertad carajo”. Ni una palabra de lo que acababa de ocurrir, pese a que el 1° de marzo, en la inauguración de las sesiones ordinarias en el Congreso, había prometido que los condenados por corrupción no estarían habilitados a competir. La idea de hacer la foto había sido del mismo Presidente. Hasta llamaron a Santiago Oria, el cineasta, para que hiciera la toma. Milei colocó en el escritorio una motosierra gigante que le mandaron de regalo.

En las redes sociales, el universo donde los libertarios tiemblan y hacen temblar, la falta de quórum en el Congreso escalaba. Ya no eran Clarín o La Nación o los periodistas tradicionales que los libertarios intentan minimizar. Era público cercano a La Libertad Avanza el que se horrorizaba. Ese público no peronista que, más allá de sus matices con Milei, lo acompañó para frenar el ascenso de Massa al poder. En X llegó a leerse: “Pactaron con la chorra”.

Los sensores de peligro se activaron en la Casa Rosada. Durante buena parte del día los voceros formales e informales del Gobierno procuraron instalar temas para desviar la agenda. Se dijo que se eliminaría el cupo de género en las listas y que se estaba estudiando sacar la regulación que garantiza un mínimo del 1% de la totalidad de cargos para travestis y transexuales. Nada, sin embargo, acallaba el otro debate,

Milei almorzó ese día con el senador Luis Juez. Al salir volvió a revisar las redes. Dicen que se sobresaltó al leer un posteo que decía, entre otras cosas: “Hoy los corruptos, los terroristas y los delincuentes celebran”. Por el tono y el mensaje podrían haber sido palabras de Milei. Pero eran de Lospennato.

Al rato, el primer mandatario y la diputada iniciaron una conversación por WhatsApp. Ella le dijo que estaba triste y decepcionada. Que había ganado la corrupción. Milei le respondió que el proyecto no estaba bien hecho y se comprometió a poner gente a trabajar en un texto nuevo. En el entorno presidencial mencionaron a Alejandro Fargosi, el ex miembro del Consejo de la Magistratura. Pero Milei no habló de plazos.

Desde un avión que lo trasladaba de Portugal a Madrid, Macri conversó con Lospennato y con Cristian Ritondo, el jefe de la bancada del PRO. “Día duro para la pureza del cambio, ¿no?”, ironizó ante uno de ellos.

La caída de la sesión por Ficha Limpia alimentó el relato de Macri. Una cosa es el rumbo de la economía, que elogia, y otra es el resto de la gestión, que castiga cada vez más. Encima, el Presidente ya no le escribe. Demasiado para el fundador del PRO.

Macri puso manos a la obra. Reforzó ante sus fieles que deben armar listas propias en todo el país, sobre todo en la Ciudad y la provincia de Buenos Aires. El acuerdo electoral con los libertarios, que Milei pregona frente a la resistencia de sus socios del Triángulo de Hierro, entró en zona de penumbras. “No nos van a dar nada -dicen los que hablan seguido con Macri- Habrá que prepararse para competir contra Milei”.

Contra Milei y, tal vez, también contra Cristina.