Opinión

Las definiciones madrileñas de Alberto Fernández

Martes 10 de Septiembre de 2019

Las definiciones madrileñas de Alberto Fernández

Por Carlos Pagni

A continuación, sus principales conceptos:

  • Hay una forma de pensar la política y el paso del tiempo que tiende a fijar las identidades, a suponer que el cambio es muy tenue, casi imposible, y a pensar que los hombres tendemos a ser idénticos a nosotros mismos, al igual que las sociedades, sin la posibilidad de modificación.
  • Por ejemplo, cuando Mauricio Macri fue a Europa, en uno de sus primeros viajes, había carteles que decían "Macri basura, vos sos la dictadura". Detrás de esa calificación, hay una suposición de que, como Macri es el hijo de Franco Macri, hombre que perteneció a un tipo de empresariado que aplaudió a la dictadura militar, hay una continuidad histórica que no se mueve y que hay una esencia inmutable. Pero las sociedades y los seres humanos no tenemos esencia, tenemos historia. Somos cambio, paso del tiempo.
  • La misma idea esencialista, que no le permite al otro modificarse en el tiempo, está detrás del pensamiento de que Alberto Fernández está condenado a ser un caballo de Troya del que va a salir Cristina Kichner con La Cámpora. Esto para muchos es muy probable y puede ser así, pero no necesariamente. Para saber lo que va a pasar, tenemos que mirar un poco más virginalmente el presente y el futuro, porque pueden aparecer novedades.
  • Fernández en España produjo una serie de definiciones respecto del pasado kirchnerista y emitió algunas señales sobre cuál es el elenco que lo rodea. Por ejemplo, hay que ponerle una lupa a Felipe Solá, algunos ya juegan algunas fichas en que va a ser canciller. Si hay algo que va a tener que hacer Alberto Fernández es modificar la política exterior de la última etapa de Cristina Kirchner y poner al kirchnerismo en otro alineamiento. Sobre todo en relación con el conflicto de Medio Oriente, Irán, y con Estados Unidos, especialmente si quiere mantenerse dentro del Fondo Monetario Internacional (FMI) como principal fuente de financiamiento de la Argentina.

  • Fernández debe estar satisfecho con su viaje, donde dio importantes definiciones en relación con el socialismo. Siempre la política exterior está pensada en los términos de la política doméstica: envió un mensaje a La Cámpora. Definió su intención de buscar su alineamiento con México y con Uruguay, países que no son Venezuela pero que tienen un nivel de tolerancia con el gobierno de Maduro que no tienen los otros 51 países que componen Naciones Unidas. Además, hizo una defensa de Lula da Silva muy marcada, al decir que el expresidente está preso por una persecución política, donde se violaron procedimientos. Asimismo, hizo una defensa de Cristina Kirchner y de [Rafael] Correa por las mismas razones.
  • Sin embargo, el énfasis por el cuidado de los procedimientos que siempre es bienvenido no viene acompañado con una definición respecto de la corrupción, que ha sido inocultable en el kirchnerismo, en el caso de Correa y sinfónicamente en el caso del PT en Brasil. Sobre este tema Fernández no abre la boca y no hay ni una palabra respecto de la corrupción.
  • Durante su estadía, Fernández se hospedó en la casa del embajador uruguayo Francisco Bustillo, que es su amigo. Allí asistió a una reunión con inversores y con empresas, gente de segunda y tercera línea, salvo por el caso de Telefónica. Fernández hizo una cantidad de declaraciones que aparentemente dejaron satisfechos a los empresarios españoles en relación con las inversiones en la Argentina. No obstante, el candidato a presidente tiene un condicionamiento interno en materia de inversiones y hubo algo que no pudo definir, que es clave en la relación del kirchnerismo con España. Tiene que ver con que el kirchnerismo estatizó YPF en el momento más dramático de la economía española, cuando el gobierno de [Mariano] Rajoy se estaba debatiendo si iba a ser intervenido por el gobierno de Bruselas, por Europa. España estaba en terapia intensiva y Cristina Kirchner pasó y le sacó el respirador.
  • Daría la impresión de que Fernández en materia política tiene como proyecto corregir el pasado, recrearlo. Pareciera que él pretende volver al 2007, donde prometía una mejora de la calidad institucional. En ese entonces, cuando se desempeñaba como Jefe de Gabinete de Néstor Kirchner y como jefe de financiamiento de la campaña de Cristina Kirchner, él creía y decía, en voz baja, que la reelección de Néstor iba a generar un problema institucional. En cambio, pensaba que si la candidata era Cristina la Argentina iba a dirigirse a una etapa de mayor institucionalidad, con un kirchnerismo más civilizado, con mejores modales institucionales y más apegado al estado de derecho. Hoy, Fernández pretende encarnar eso con su candidatura y eventualmente con su gobierno.
  • En cuanto a materia económica, también tuvo varias manifestaciones: volvió a hablar de querer renegociar la deuda, modificando los plazos y pagando sin una reducción; criticó a Macri por el endeudamiento económico (cosa que es muy curiosa, porque Fernández elige un flanco que es el mismo que el de la ortodoxia de derecha, quienes dicen: "El problema de Macri es que financió el déficit fiscal con endeudamiento"). Asimismo, se propone equilibrar las cuentas y en el primer año de gobierno volver a crecer, lo que es una visión que posiblemente sea demasiado optimista, si uno mira cómo está hoy la economía.
  • Daría la impresión de que en el plano político Fernández se pone en 2007 y que, en el plano económico, habla de una especie de reposición sencilla del estado de bienestar, como sucedió en 2003. Como si él recibiera el gobierno con un ajuste ya hecho, al igual que le pasó a Néstor Kirchner, quien recibió la economía con todas las líneas hacia arriba, porque antes había habido una gran devaluación y un feroz ajuste. La Argentina que recibieron ya no será la de 2001: con las commodities en ascenso, en particular, la soja; y una sobredosis de inversión energética heredada del menemismo, que le permitió al kirchnerismo el atraso tarifario que tuvo durante tanto tiempo hasta que generó una nueva crisis energética.

  • Las condiciones en las que va a recibir Fernández la economía no son aquellas: la economía estará mucho más endiablada. Y debe rogar que Macri no decida relajarse en el plano fiscal. Hay que mirar lo que está anunciando el Presidente todos los días: se anunció una tarjeta alimentaria; también, una rebaja de impuestos hasta fin de año; y hubo una desdolarización de tarifas hasta enero. ¿Qué va a hacer Fernández? El 2020 no va a ser el 2003 ni para él ni para Macri ni para nadie.
  • Existe otro componente que estamos viendo hoy: una demanda social que se potencia. Tenemos los movimientos sociales en la calle, incluso con internas; la CGT que se sacó la cadena y empieza a demandar también; y al mismo Gobierno que trata de satisfacer esas demandas. Detrás de este clima de protesta, ¿está el kirchnerismo tratando de dañar a Macri frente a una elección dudosa? ¿O será otra cosa? ¿A Macri para qué lo quieren dañar, si ellos mismos creen que ya le ganaron? ¿O se tratará de movimientos kirchneristas, sectores sindicales que le están señalando a Fernández que tenga cuidado con el giro al centro que prometió en España y que quieren ser protagonistas de lo que viene?
  • Problemática la situación de Fernández, no solamente por las ambigüedades que él plantea sino porque él, que pretende ser la síntesis de algo muy diverso, tiene que satisfacer distintas audiencias, muchas veces contradictorias. Fernández es Guillermo Nielsen tratando de armar un plan para Vaca Muerta, y es Juan Grabois hablando de la reforma agraria.