Opinión
Sábado 26 de Mayo de 2018
Por Guillermo Kohan
La cautela naturalmente continúa, y para mantener a los inversores en pesos la tasa de interés no puede bajar de 38%/40% para pases bancarios o Lebac. En la economía real se reza para que la inflación no llegue a 30% este año, y los precios mayoristas de mayo/junio podrían acariciar los dos dígitos a nivel mensual.
Todo el mundo económico a la espera de novedades con el FMI que deberían clarificarse hacia la semana próxima con las negociaciones técnicas ya comenzadas en Washington, donde los principales interrogantes inmediatos son el monto final del préstamo al que accedería la Argentina, el ritmo de desembolsos que se pacten, y si los dólares del crédito ingresarán efectivamente y con libre disponibilidad en las arcas del Banco Central para aumentar las reservas. Del tema se sabe lo mismo que hace 15 días, poco y nada. Los datos de las últimas horas que circulan en las redacciones de los diarios especializados siguen muy abiertos: hay funcionarios que hablan de un monto de 23.000 millones, otros que puede alcanzar hasta 50.000.
Las metas que han trascendido respecto del ajuste eran incumplibles hasta ahora. Se supone que el déficit primario debería bajar a menos de 2 este año, y cerca de 1,5% en 2019. Por eso otra vez se habla de más impuestos: reponer las retenciones o detener la rebaja programada para la soja y estudiar un impuesto al turismo para desalentar salida de dólares para financiar viajes de la clase media y media alta.
En rigor, lo que no está claro todavía es si el dólar de 25 pesos es suficiente para el ajuste que hoy requiere la economía para reponer la confianza. Si el Gobierno no puede bajar los gastos, el ajuste se hará de todos modos como viene ocurriendo hasta ahora: con más inflación y con más devaluación.
Claro que semejante incertidumbre complica el camino al círculo virtuoso del regreso de capitales. Si no está clara la estabilización cambiaria y sobre todo inflacionaria, es difícil que lleguen dólares a 25, salvo que el premio como ahora sea la súper tasa en pesos.
Todo ese juego de la devaluación contra la súper tasa termina afectando la actividad y aumentando la pobreza.
Una economía miserable para el final del primer mandato de Mauricio Macri, y un serio interrogante respecto de sus chances para mantenerse en el poder después de 2019. Lo cual en sí mismo abre otro interrogante que se suma a la incertidumbre macroeconómica. Ahora también hay incertidumbre política.
Las encuestas que circulan en el Conurbano y que ya están en manos de los intendentes hielan la sangre del Círculo Rojo. En Quilmes, por ejemplo, distrito que Cambiemos le había arrebatado al peronismo, hoy María Eugenia Vidal está con imagen negativa en fuerte ascenso y ya casi empatada con Cristina Kirchner. Atrás de ambas, cómodo, Mauricio Macri
El resultado de las negociaciones con el Fondo parece imprescindible para ir calmando las ansiedades en los mercados de modo de lograr que se reponga el círculo virtuoso de la llegada de dólares e inversiones al país.
Mientras tanto, y aún con el Gobierno prometiendo que está dispuesto a acelerar la reducción del déficit fiscal, nada será como antes. Muchas heridas han quedado tras la corrida cambiaria y crecen incertidumbres hacia delante por el ajuste que viene y por el final de la plata dulce del exterior para financiar el gradualismo.
Todas las reglas básicas que se necesitan para que vuelvan los dólares están hoy en debate. Mirando la historia reciente, por ejemplo el el arranque de la Convertibilidad desde 1991 hasta 1994, ó la recuperación tras el estallido del 2001, entre 2002 y 2005, los procesos de retorno de capitales necesitaron resolver básicamente las siguientes cuestiones para consolidarse:
Nadie trae dólares a 25 pesos, si cree que en poco tiempo seguirán existiendo devaluaciones. El precio que hay que pagar es una supera tasa que alimenta el problema y aumenta la incertidumbre
La devaluación a 25 pesos trae un alivio pasajero, pero el proceso inflacionario sigue y los costos dejan fuera de competencia al sector privado, salvo en nichos donde todavía existe alta rentabilidad o precios regulados que aseguran retornos compatibles con el riesgo local
No parece en suma hoy cumplirse la regla histórica para retomar un proceso de recuperación económica.
El plan con el Fondo seguramente alejará a la economía argentina del abismo, Pero no aparece claro el camino para recomponer la confianza en un modelo que se quedó sin nafta y cuyos ejecutores, para peor, no tienen antecedentes de haber administrado en la escasez.