Opinión

Si lo viera el General

Jueves 18 de Octubre de 2018

Si lo viera el General

Por Ricardo Roa

En el Día de la Lealtad, las lealtades peronistas estuvieron otra vez divididas. El peronismo sacralizó el valor de la lealtad y consagró el 17 de octubre como fecha suprema en su calendario. Perón era la medida de la lealtad y como él encarnaba el peronismo era también la medida de la traición. Sin Perón, ser leal es mucho más confuso.

Tanto que hubo actos para todos los gustos. Actitos, como el del ex funcionario Guillermo Moreno, una especie de Bolsonaro del kirchnerismo, o el del desteñido Gioja, presidente oficial del partido. La Cámpora se concentró en Merlo con Máximo Kirchner y un grupo de intendentes para los que la lealtad ha sido siempre opcional.

Han tenido una conducta oportunista intachable: empezaron menemistas, siguieron en el duhaldismo y ahora pertenecen a Cristina. No del todo: subieron a uno de ellos, Fernando Gray, de Esteban Echeverría y dos del PJ provincial, a un avión a Tucumán para sacarse una foto en otra celebración, no kirchnerista.

Actúan en defensa propia. La ecuación es sencilla: aunque Cristina representa un pedazo del peronismo, casi todo ese pedazo está concentrado en Buenos Aires y más que en Buenos Aires, en el Conurbano. Con esos votos les alcanza y sobra para conservar el poder en sus territorios.

Las recordaciones del 17 muestran divisiones y miden alianzas y agrupamientos. Los no kirchneristas se juntaron en Tucumán. Fue el acto del día: por lejos, el de mayor convocatoria. El dato fue la presencia de algunos conocidos kirchneristas. Lo organizó el gobernador Manzur, ahora peleado con su ex jefe Alperovich al que no invitó. Manzur es el referente de una nueva avenida del medio: la que corre dentro del peronismo entre los que apoyan a Cristina y los que enfrentan a Cristina.

Asistió el peronismo federal de Pichetto y de los gobernadores Schiaretti y Urtubey. Pero sólo Pichetto dijo presente. Schiaretti prefirió quedarse en Córdoba y Urtubey en Salta. Urtubey y Manzur tienen un entuerto por la rivalidad de sus provincias y tienen un entuerto personal que sólo ellos conocen.

Otro dato: estuvieron los principales jefes de la CGT y estuvieron Massa y Scioli, ansiosos los dos por encontrar un nuevo destino. El peronismo ve por primera vez que Macri tambalea electoralmente y aún dividido olfatea la posibilidad de volver al poder.

No puede procesar los años del kirchnerismo y no puede resolver ese problema llamado Cristina. En los términos de Cristina, ir con Cristina es ir detrás de Cristina y esa sigue siendo la principal carta electoral de Macri.

Una muestra de lo que significa ir con Cristina es el documento que acaba de difundir La Cámpora: “Frente a una nueva crisis terminal, refundar la Patria”. Entienden por refundar la patria una reforma constitucional inspirada en el chavismo para “pasar de la democracia representativa a la democracia participativa y darles poder institucional a las organizaciones sociales y políticas de base”.

Dicen: “La única salida auténtica es con una política de carácter nacional, popular, democrática, feminista y de perspectiva latinoamericana”. Más que contenido, palabras y salvo por lo del feminismo, más que palabras un relato rancio. Hay también una manera de entender la corrupción que es ignorar o aceptar la corrupción: “El significante corrupción se hizo del centro de la agenda del neoliberalismo” y es “una táctica de primer orden para los poderes concentrados”. Ni Durán Barba lo hubiera escrito mejor. Sigamos robando.