Opinión

Los argentinos, superpreocupados por la cuestión económica

Martes 13 de Noviembre de 2018

Los argentinos, superpreocupados por la cuestión económica

Por Sergio Berensztein

Una de las características más importantes de la crisis por la que está atravesando la Argentina es que tanto los sectores populares como las clases medias y hasta los estratos más acomodados perdieron como consecuencia de la devaluación, la inflación, la recesión y el ajuste fiscal, que implica una mayor carga tributaria. Los problemas económicos no son una novedad (la Argentina vive una estanflación desde el 2012), pero justo cuando parecía que la cosa comenzaba de a poquito a mejorar, a comienzos de este año, a partir de finales de abril, las crisis cambiaria y de confianza tuvieron un enorme impacto en la opinión pública.

La suerte del Gobierno en las elecciones depende en gran medida de que la economía mejore. ¿Quedará de todas formas un daño reputacional para una administración que al menos en parte ganó tanto en el 2015 como en el 2017 gracias a la expectativa de que la economía iba a mejorar? A eso, apuestan los estrategas de la oposición, sobre todo en un peronismo que de a poco comienza a reorganizarse luego de una fuerte dispersión. Aquellas fuerzas centrífugas desatadas durante el kirchnerismo se han disipado: el objetivo común consiste en volver al poder. La gran pregunta es si esa tentación alcanza para suturar las heridas del pasado.

Es la economía, estúpido

Todos los actores económicos, políticos y sociales pueden reclamar por el hecho de sentirse o estar peor que antes y esto se ve reflejado en el último Humor Social y Político que realizamos mensualmente junto con D´Alessio-Irol: para 9 de cada 10 argentinos la situación económica del país está peor/o mucho peor que el año pasado y el 63% se muestra pesimista hacia el futuro, alcanzado la cifra más alta desde julio de 2016. (Datos correspondientes a la medición de octubre realizada en forma online a 1.531 encuestados mayores de 18 años de todo el país).

Consultados acerca de cuáles son los principales temas que preocupan a los argentinos, la economía continúa siendo el principal desvelo. La inflación se lleva el primer puesto y logra amalgamar la grieta con el 92% de las menciones, seguida por la incertidumbre por el rumbo que está llevando la economía del país (80%); los constantes aumentos de las tarifas, en especial las correspondientes a los servicios de luz y gas (74%) y de los impuestos (65%). Para 6 de cada 10 argentinos, la inseguridad y la delincuencia siguen siendo temas a solucionar.

Es coherente entonces que, ante este panorama, 7 de cada 10 argentinos consideren “mala” la gestión. Incluso, la mitad de los votantes de Cambiemos de la segunda vuelta de 2015 se sienten desilusionados de la marcha del Gobierno. No sorprende que lo hecho hasta ahora por el Gobierno genere una crítica contundente entre los opositores: el 94 % de los que votaron al FPV en el balotaje lo evalúa negativamente. Cambiemos siempre tuvo un apoyo relativamente más significativo entre los adultos mayores, y esta no es la excepción. En efecto, los cuestionamientos se matizan entre los argentinos mayores de 55 años.

Uno de los elementos más esperanzadores para Cambiemos es que, a pesar del desgaste significativo que efectivamente experimentó luego de la crisis cambiaria, la imagen de Mauricio Macri sigue siendo relativamente competitiva: 37% de imagen positiva. Esto no debe confundirse con intención de voto, pero la correlación es bastante alta.

En general, los líderes del oficialismo siguen aventajando en imagen a los líderes de la oposición. La gobernadora María Eugenia Vidal continúa siendo la dirigente mejor valorada, aunque en esta medición su imagen negativa y positiva coincidieron en 48%. Hasta ahora, ella siempre tenía un saldo neto positivo, es decir, había más gente con buena imagen de ella. Evidentemente, nadie está blindado frente a la crisis económica. Luego de Vidal, siguen Elisa Carrió, con 41% de imagen positiva y Mauricio Macri y Pino Solanas, ambos con 37%.

Hasta ahora, una de las características más interesantes de este gobierno fue que los opositores y críticos fueron incapaces de capitalizar el desgaste de la gestión y los errores no forzados cometidos por el oficialismo, lo que pone de manifiesto la fragilidad de un sistema político carente de alternativas electorales y política pública.

Si bien es cierto que Cristina Fernández tiene en términos electorales un potencial bastante similar al del presidente Macri, su imagen negativa es altísima: 63%. Ese nivel del rechazo la vuelve una candidata competitiva para llegar a la segunda vuelta. Sin embargo, si no logra revertir, aunque sea parcialmente, su imagen negativa sobre todo en los sectores medios para la segunda vuelta, su suerte parece echada.

Hay crecientes versiones de que algo de eso podría estar pasando. Pero ocurre que hasta el momento, no ha aparecido ninguna figura que en primera vuelta pueda mostrar más potencial que la expresidenta. Y el riesgo de un triunfo en primera vuelta de Cambiemos (recordemos la regla: 40% con una diferencia de al menos 10% respecto del segundo) no sería menor.

Por eso, a pesar de la malaria económica, todavía hay confianza en los estrategas de Cambiemos. Con CFK, el peronismo no ganaría la segunda vuelta. Y sin ella, Macri podría conseguir la diferencia necesaria para ganar en primera.

Solo necesita que la economía deje de dar malas noticias. Si llegamos al contexto electoral con la foto de hoy, el oficialismo sigue siendo competitivo. Si en efecto, la recesión toca fondo a fin de año y gradualmente comienza una leve recuperación, las posibilidades de Cambiemos podrían mejorar. Sin embargo, si se rompe la frágil estabilidad lograda en el último mes y medio, ya sea por motivos internos o externos, el escenario para el oficialismo se volvería a complicar.

Nada de lo externo es manejable por el gobierno. Pero la preocupación por evitar conflictos internos es más que evidente. El bono de fin de año se explica en este contexto. No es una solución de fondo a la fuerte caída de los ingresos que todos hemos sufrido, pero es un parche que, junto con el aguinaldo de fin de año, apunta al menos a aliviar parcialmente el descontento por una crisis económica que todos los argentinos consideran prioritaria