Dejó afuera al Pincha con goles de Quintana y Campaz.
La visita terminó con 10 porque se quedó sin cambios y Guido Carrillo se lesionó.
El Canalla espera por el ganador de Huracán y Deportivo Riestra.
19:32 | Sábado 10 de Mayo de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
“¿Cuantos dedos tengo?” le preguntó el arquero Jorge Broun al árbitro Andrés Merlos en el sorteo inicial. Fue el último momento distendido que tuvo el partido que Rosario Central le ganó en forma agónica a Estudiantes en el Gigante de Arroyito con un lugar en los cuartos de final del Apertura como gran premio. Sucede que apenas unos minutos atrás, cuando los equipos salían a la cancha, una esquirla del artefacto que lanza humo sobre el campo de juego impactó en la cabeza del referí. Respuesta con chiste, risas y un estadio colmado para un espectáculo poco vistoso que se animó recién al final.
Es que no importaba como había llegado cada uno. Sí, en la cancha estaba el mejor clasificado de la Zona B frente al último que lo logró en la A, pero el que ganaba seguía y el otro, a su casa. El riesgo era quedar afuera y por eso ninguno salió a la desesperado por el resultado. Tanto que parecía que la llave se iba a dirimir por penales porque el 0-0 se rompió dos minutos antes de que se cumplieran los 90.
Pero antes del frentazo de Carlos Quintana, hubo un momento clave en el partido que fue determinante. Porque aunque no faltaron situaciones, ninguna había sido verdaderamente peligrosa. En la primera parte Enzo Copetti tuvo una de las más claras con un cabezazo que se fue apenas arriba del travesaño... pero también un remate que por poco no salió de la cancha.
Estudiantes, más cauteloso a la hora atacar, esperó al segundo tiempo para sacar un remate de cierta solvencia, que fue contenido sin problemas por Fatura Broun. Eduardo Domínguez fue dosificando los cambios que le permitieron al Pincha hacer pie en campo rival.
Hizo su mejor jugada cuando por izquierda Gastón Benedetti metió un centro preciso que Quintana le sacó del buche a Guido Carrillo. Era, definitivamente el mejor momento del equipo platense, que aunque llegó a los octavos con el último aliento y ayudado por otros resultados, tiene buena efectividad en partidos definitorios: jugó cuatro finales y ganó tres.
El mata-mata, obviamente, es un partido definitorio. Cuando cualquiera podría estar haciendo ese análisis, Carrillo sintió un pinchazo cerca del gemelo derecho y cayó al piso. Pésima noticia para Domínguez, que dos minutos antes había hecho el último cambio posible. El delantero dejó la cancha y Estudiantes se redujo a 10 jugadores.
Ese fue el momento clave del partido. Porque el equipo de Ariel Holan entendió que tenía 15 minutos por delante fundamentales. Utilizó casi todo ese cuarto de hora para hacer la diferencia, porque recién a los 43 minutos pudo aprovechar la superioridad numérica. Fue, claro, un tiro libre que tuvo a Malcorra como encargado y Quintana solo tuvo que saltar para meter el cabezazo que desató la locura en el Gigante de Arroyito.
Con siete minutos adicionales, Estudiantes se jugó por completo. Se volcó en ataque y no le importó que el Canalla probara de contragolpe. Tuvo varios y los desperdició casi todos excepto el último, cuando después de dos remates que encontraron gran respuesta del arquero Matías Mansilla, Jaminton Campaz logró meter el segundo.
El camino a la final, entonces, ya no tiene que ver con lo hecho en la etapa regular: es el presente y nada más, pero el equipo de Holan se conjuga muy bien con el pasado inmediato y se entusiasma con lo que construye a futuro.