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Sometimiento y extorsión: qué dijo Julieta Silva, condenada por matar a su novio y ahora acusada de agredir a su marido

La mujer, que cumple con prisión domiciliaria, declaró ser víctima de violencia de género. Para la defensa se trató solo de "un conflicto intrafamiliar".

Miércoles 20 de Agosto de 2025

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17:10 | Miércoles 20 de Agosto de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

Julieta Silva, la mujer condenada por atropellar a su novio rugbier en 2017, y que ahora está acusada de encerrar y golpear a su actual marido Lucas Giménez, declaró ante la Justicia sobre la relación que tenía con su pareja y afirmó que ella ha sido víctima de violencia de género y no la victimaria.
 
Acompañada por su nuevo abogado, Roberto Castillo (novio de la mediática Cinthia Fernández), Silva se presentó este martes ante el fiscal Fabricio Sidoti en San Rafael, donde permanece detenida con prisión domiciliaria.
 
"Había una relación de sometimiento. Él la chantajeaba y le decía que iba a contarle a los hijos de ella sobre su pasado”, argumentó Castillo, en referencia a la muerte del rugbier Genaro Fortunato, por el que Silva fue condenada a tres años y nueve meses de cárcel.
 
El abogado de Silva dijo que ella sufrió "extorsión, manipulación y hostigamiento psicológico, bajo el riesgo de perder a sus hijos".
 
Y contó que “el actual marido le hacía escenas de celos con el padre de sus hijos (dos varones de su primer matrimonio) y también con el profesor de fútbol de los chicos, por lo que no los volvió a llevar”.
 
Julieta y su marido, Lucas Giménez, durante una salida.Julieta y su marido, Lucas Giménez, durante una salida.
Silva está imputada por delito de lesiones leves agravadas por el vínculo y privación ilegítima de la libertad en perjuicio de Giménez, con quien mantiene una relación de pareja y tiene una hija en común, de un año.
 
También fue acusada de desobediencia y amenazas contra la hija y la ex mujer de Giménez. Y al sumar esas causas, el fiscal ordenó su detención.
 
"Venimos a defenderla, desde Buenos Aires a Mendoza, producto del temor que Julieta le tiene a los distintos estratos de esta sociedad", dijo su abogado y adelantó: "Vamos a presentar pruebas y demostrar que se trató de un conflicto intrafamiliar."
 
El abogado dijo poder demostrar que no existió privación ilegítima de la propiedad. "En el video grabado con un teléfono, ella le preguntó ´¿para qué viniste?´, mientras los dos policías que acudieron a la puerta de la casa cuando ocurría el conflicto no vieron en el marido un signo compatible con una lesión física", explicó.
 
Castillo también hará hincapié en su defensa en que Silva es madre de tres chicos: "Criminalizando a una familia pierden todos."
 
También reclamó a la Justicia de San Rafael que, por encima de la perspectiva de género, debe poner a la infancia. Y sobre la supuesta relación tóxica del matrimonio en conflicto sugirió: "La jueza de Familia debería ordenar terapia para facilitar una relación sana."
 
Castillo adelantó que su estudio se sumará como “en tres denuncias que Silva le hizo a su marido y que no se han investigado”. Una de ellas es por violencia de género: “El hombre la sujetó de los brazos con violencia, pero como no se acreditaron lesiones, no se tuvo en cuenta”, añadió.
 
El primer caso
En 2017, una joven Julieta Silva fue con su novio, Gerardo Fortunato (25), al boliche La Mona en San Rafael. La pareja, que llevaban tres meses de relación, dejó el bar tras una discusión. Silva se subió sola a su Fiat Idea, el rugbier se acercó a la ventanilla para intentar hablar con ella, pero la mujer aceleró y Fortunato cayó al piso después de correr unos metros junto al vehículo.
 
Según lo comprobado por la Justicia, Silva condujo 150 metros, giró en U y al pasar por donde había quedado tendido su novio, lo atropelló y arrastró su cuerpo tres metros. En el juicio declaró que nunca lo vio y que, en realidad, volvió atrás para devolverle su teléfono celular.
 
La mujer afirma que ella es víctima de violencia de género y no la victimaria.La mujer afirma que ella es víctima de violencia de género y no la victimaria.
Nunca se acercó a auxiliarlo, aunque con un teléfono llamó al 911, a su exmarido y a una amiga.
 
En 2018, Silva fue condenada a tres años y nueve meses por homicidio culposo agravado por conducción imprudente, negligente o antirreglamentaria de un vehículo y una inhabilitación de 8 años inhabilitación para manejar. Parte de la estrategia de la defensa fue que ella no veía bien y que esa noche no llevaba los lentes así que nunca vio a su novio en el piso.
 
En 2019 Silva consiguió la prisión domiciliaria por tener hijos menores de edad. Sin embargo, ese mismo año el Tribunal revocó la domiciliaria y la envió al penal de San Rafael, donde sufrió fuertes golpizas por parte de sus compañeras. Con los dos tercios de su condena ya cumplidos, le concedieron la excarcelación y el 25 de marzo de 2020, Silva pudo continuar su vida en libertad condicional.
 
Sólo dos años después de salir de la cárcel, Silva se casó con Giménez y por el ataque contra este fue detenida nuevamente el 24 de julio pasado.
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