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La Iglesia le advierte al Gobierno que “la verdadera victoria electoral siempre implicará un compromiso con los pobres”

En una declaración, los obispos señalan la importancia de que también los dirigentes en general aporten a "la construcción de una patria donde todos tengan lugar para vivir y construir una existencia digna". Reiteraron su pedido de diálogo y consenso

Lunes 27 de Octubre de 2025

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22:02 | Lunes 27 de Octubre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

A menos de 24 horas del contundente triunfo electoral del oficialismo en las elecciones legislativas, la Iglesia católica le advirtió al Gobierno que “la verdadera victoria electoral siempre implicará un renovado compromiso con el bien común, especialmente con los más pobres y frágiles, con quienes más sufren las consecuencias de la desigualdad y la falta de oportunidades”.
 
“En cada elección se expresa y se pone de manifiesto la institucionalidad de un país y no debería estar ausente el deseo de aportar juntos a la construcción de una patria donde todos tengan lugar para vivir y construir una existencia digna”, dice la Conferencia Episcopal -que agrupa a todos los obispos del país- en una declaración titulada “El día después de las elecciones”.
 
Tras afirmar que “el pueblo argentino ha vivido una nueva jornada democrática, que nos ha permitido elegir diputados y senadores entre diversos candidatos provenientes de partidos, frentes y alianzas”, manifiesta su deseo de que “todos los elegidos (…) trabajen de manera incansable en busca de consensos y fortaleciendo el diálogo para el bien de todos”.
 
Horas antes de la difusión de la declaración, fuentes eclesiásticas le dijeron Clarín que Iglesia espera ahora que el gobierno se aboque inmediatamente a la búsqueda de una reactivación económica -y que esta llegue a todos- porque considera que mucha gente la está pasando mal, en el marco de una economía que hace más de una década que no crece.
 
Si bien el Gobierno dice haber sacado de la pobreza a 12 millones de personas gracias a la baja de la inflación, la Iglesia considera esa variable limitada para mensurar lo social. Que los precios no sigan subiendo de una manera significativa, sobre todo los alimentos, constituye un alivio, pero no cambian radicalmente su situación.
 
La última medición oficial correspondiente al primer semestre de este año arrojó un índice de pobreza del 31,6% contra el 52,9% del primer semestre de 2024. Esto implica que unos 15 millones de personas están bajo la línea de la pobreza, entre ellos 3,2 millones de indigentes. “Son muchos aún”, subrayaron.
 
Además, señalaron que hay encuestas que están reflejando crecientes necesidades en una clase media cada vez más empobrecida. Un relevamiento de la consultora Escenarios determinó -a principios de octubre, con base en una muestra de 1400 casos- que el 53% de los argentinos no llega a fin de mes, mientras que el 30% llega “con lo justo”.
 
En esto tienen mucho que ver los servicios públicos que -por recorte o eliminación de los subsidios- aumentaron muy por arriba de los salarios, al igual que otros “servicios no regulados” como las expensas, por no hablar de los más de cinco millones de jubilados que cobran la mínima, en un contexto de pymes que cierran y una economía que no genera empleo.
 
Pero la Iglesia subraya que aproximarse a la pobreza desde los números puede ser un modo muy teórico, por no decir frío. Otra cosa, dicen, es estar cerca de los pobres que no llegan a las cuatro comidas y los chicos que van el lunes a la escuela con hambre. O ver a los sectores medios haciendo con frecuencia dolorosos esfuerzos para no caerse del sistema.
 
Obviamente, no se trata de una situación novedosa. "No empezó con el gobierno de Milei", aclaran en la Iglesia. Pero no observan que, más allá del imprescindible empeño en bajar la inflación, haya actualmente medidas que tiendan a revitalizar la producción y multiplicar el empleo. En cambio, consideran que todo el ímpetu se lo lleva el equilibrio fiscal.
 
De todas maneras, creen que un Gobierno no puede afrontar en soledad los grandes desafíos que tiene el país. De hecho, desde la crisis de 2001 la Iglesia brega sin éxito por el diálogo y la búsqueda de consensos entre todos los dirigentes, actitudes que los políticos en campaña siempre reivindican, pero dejan de lado cuando llegan al poder.
 
En rigor, Milei ni siquiera en la campaña se mostró acuerdista. Pero la realidad y la fuerte presión de Estados Unidos -de la mano de la crucial ayuda que le está dando comprando pesos para contener el dólar- lo llevó a a decir una y otra vez en las últimas semanas que luego de las elecciones se abriría al diálogo.
 
Tiene en carpeta proyectos de ley que considera fundamentales para sacar el país adelante como las reformas impositiva y laboral, para lo cual deberá buscar el apoyo de legisladores de otros espacios políticos. Pero la duda que tienen los obispos es si efectivamente mostrará vocación de diálogo pese a su carácter belicoso.
 
Admiten que la oposición tiene una cuota de responsabilidad. La expectativa por su reacción ante el resultado electoral si éste terminaba siendo muy adverso para el oficialismo no era menor porque hubo últimamente declaraciones con cariz destituyente de ciertos políticos del peronismo. El triunfo del gobierno despejó esa preocupación.
 
Eso sí, anhelan que el Congreso deje de ser escenario de riñas bochornosas y dé paso a la búsqueda de acuerdos. Lo dijo en vísperas de los comicios la comisión episcopal de Laicos en una declaración, al abogar para que “se vuelva un ámbito de diálogo donde poder superar las heridas sociales de nuestro pueblo”.
 
“La práctica política recobra su sentido más profundo cuando busca la unidad y prioriza a las personas más vulnerables, promoviendo intereses que beneficien al conjunto”, partiendo de “las necesidades reales y de escuchar a los más vulnerables”, afirmaba citando a Francisco.
 
Bajo la consigna “Tu voto y tu compromiso, cimiento de nuestra democracia”, el organismo convocaba a los católicos a votar, preocupado frente una cada vez menor participación en las elecciones, que en estas elecciones fue la más baja desde la vuelta a la democracia: 68 %.
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