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Sociedad
En diálogo con PERFIL, el presidente de la Sociedad Rural Argentina analizó el rol del campo como actor clave en la recuperación económica. Destacó que el enfoque proestadounidense de Javier Milei no afecta el vínculo comercial.
Jueves 16 de Octubre de 2025
10:37 | Jueves 16 de Octubre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
La inserción internacional de Argentina se volvió uno de los ejes centrales del Coloquio de IDEA. A diferencia de años anteriores, la última edición del cónclave empresarial reunido en Mar del Plata abrió el juego con uno de los desafíos globales de la actualidad: la competencia estratégica entre Estados Unidos y China, en un contexto reacomodamiento geopolítico y la crisis del paradigma liberal como rector de las relaciones internacionales.
En ese contexto, el alineamiento ideológico y comercial del Gobierno de Javier Milei hacia Estados Unidos no pasó desapercibido en el empresariado. Desde el sector agropecuario, Nicolás Pino —presidente de la Sociedad Rural Argentina— respaldó las medidas del Gobierno destinadas a incentivar las exportaciones, aunque advirtió que "la competitividad no pasa solo por los precios, sino por generar condiciones para producir e invertir".
En diálogo con PERFIL, Pino habló del vínculo con China, la apertura comercial y la importancia de recuperar la confianza en los mercados
—¿Cómo evalúa la coyuntura?
—Estamos pasando días muy intensos, con muchas cosas. Desde el campo, esa semana que vivimos de un día para otro, de cero retenciones, en poco tiempo se pudo cumplir con el desafío que había planteado el Gobierno de cubrir 7.000 millones. Eso generó dudas e incertidumbre en la producción. En definitiva, las cosas van sucediendo. Se notó cierta mejora en el precio que recibimos los productores, y eso no solo es bueno, sino también un mensaje de que se puede pensar en un sector normal. ¿Qué significa? Sin impuestos distorsivos, como lo son los derechos de exportación. Ese es el camino que desde La Rural le estamos planteando al Gobierno permanentemente, y desde el Gobierno nos están dando señales de hacia dónde estamos yendo.
Globalmente se vivieron situaciones de incertidumbre, con tipos de cambio que se disparaban, la bolsa que caía y el riesgo país aumentando. Todo eso frena la inversión. Pero bueno, después de esta visita del presidente Milei al presidente Trump, se han logrado ciertos acuerdos —a los que aún no tuvimos acceso en profundidad—, pero anuncian un nuevo acuerdo bilateral. Para nosotros, lo más importante es que Argentina está volviendo a generar algo que habíamos perdido hacia afuera: la confianza. Es un camino virtuoso, no solo para los diferentes sectores de la economía, sino para la Argentina en su totalidad.
—En el Coloquio de IDEA, Manuel Adorni afirmó la retórica de que se están tomando las medidas necesarias para incentivar la inversión, y destacó que se ha ordenado el plano cambiario. ¿Qué opina al respecto?
—Es una retórica, pero en general se van dando ciertas cosas. Quizás no en los tiempos que uno ansía, pero van saliendo. En el sector del campo tenemos que fijarnos de dónde venimos y dónde estamos hoy: los cambios son significativos. Venimos de cuotificaciones en producciones para exportación, tipos de cambio con brechas del 200%, tasas de interés imposibles, con inflación al 25%. Ese contexto cerró las exportaciones y generó un atraso de muchos años. Hemos perdido 10 millones de cabezas de ganado por malas decisiones.
—En este contexto, ¿el Gobierno presta atención al reclamo por las retenciones?
—Sí, al 100%. Hay que pensar de dónde venimos. En el gobierno anterior hubo bajas parciales de retenciones, pero eso se estabilizó en cierto porcentaje. Este Gobierno, en cambio, asumió el compromiso (no solo en su campaña, sino ya en el Gobierno) de eliminarlas al 100% y se va camino a eso. Es un impuesto distorsivo que genera malas condiciones: menos inversión, porque la renta de los productores, al sufrir este derecho de exportación, se reduce y genera una menor capacidad de reinversión. Eso implica menos producción.
Pero no lo digo desde la Sociedad Rural, sino que hay que mirar a los costados. Fijate lo que crecieron los índices de Uruguay, de Brasil, de Paraguay, que hacen lo mismo que nosotros —producir—, pero en condiciones más amables en materia impositiva. Y han ido progresando. En los años 70, el rodeo vacuno de Argentina triplicaba al de Brasil, que se puso como meta ser exportador de carne y hoy es el mayor exportador del mundo: nos cuadriplican. ¿Son mejores que nosotros? No, sino que se generaron condiciones para que eso pudiera progresar. Esto no es una política de hace cinco años ni de diez: son malas políticas de muchísimos años.
—¿Qué piensa del alineamiento con Estados Unidos?
—Estados Unidos es uno de los líderes mundiales. Que ponga sus ojos en la Argentina, que vea la necesidad que tiene el país de aumentar su producción para poder ser realmente un país normal, es clave. Para lograr eso, hay que generar condiciones, y una de ellas es la confianza: que las inversiones que el mundo está buscando vean en la Argentina un país con potencial para generar riqueza, no solo del campo, también minerales, petróleo, gas.
Esto que se firmó estos días entre YPF y una empresa italiana va a generar miles de millones de dólares en exportaciones. Todo ese conjunto, ¿cómo se logra? La intención está, pero ¿qué tenés que darle vos como país? Certeza: leyes laborales lógicas, no intervención del Estado en cuestiones de tipo de cambio, respeto por la propiedad privada. Que no existan conflictos en ese sentido. Todo eso genera confianza en que se puede invertir en la Argentina, que el país sea amable para invertir.
Para que eso suceda, además de la confianza, necesitás una inversión grande en infraestructura, algo olvidado durante muchos años. La minería necesita trenes para trasladar su producción; el campo, una hidrovía moderna, efectiva y que baje los costos. Todo eso, más inversión, va a bajar el costo argentino. Esa es la manera en que el Gobierno puede darnos competitividad a los productores. Puede ser pública o privada, pero hay que generar las condiciones. En el caso de los inversores extranjeros, que no haya cepo, que puedan sacar sus utilidades, que haya libertad y respeto por la propiedad privada.
—Un acuerdo comercial entre dos economías mayoritariamente competitivas, ¿podría afectar al sector?
—Estados Unidos y Argentina producen muchas cosas en común, especialmente en el campo, y también tenemos mercados en común donde vendemos. No creo que sea una competencia directa; pasa lo mismo en el Mercosur. Nuestros países vecinos también compiten con nosotros y son buenos productores, eficientes. Solo tenemos que generar competitividad. ¿Qué necesitamos los productores? Que nos dejen trabajar.
—La negociación de un "salvataje financiero" con EE.UU. coincidió con la quita temporal de retenciones. La medida generó una compra masiva de China a productores argentinos, provocó la queja de los productores estadounidenses que perdieron ese mercado al verse afectados por la "disputa arancelaria". ¿Cómo incide la presión política en este tipo de acuerdos?
—La política allá juega igual que acá. Fue una medida extraordinaria en una situación extraordinaria, y esas medidas provocan acciones raras. Llamó la atención que, en 48 o 72 horas, los exportadores argentinos —no fueron cinco, fueron 40, aunque con cinco o seis de mucha relevancia— salieron a colocar barcos a China de un día para otro: 10, 12, 15, 20 barcos. Eso prende las alarmas, obviamente. Creo que también necesitaba mostrar que tiene capacidad de generar ingreso de divisas y, por supuesto, ¿a quién recurrió? Como siempre, al campo. Me parece que hay cuestiones de geopolítica y también que, en Estados Unidos, los dos partidos funcionan: seguramente uno se queja de las acciones del otro, y eso es más o menos lo que pasa acá.
—El Coloquio tiene una marcada impronta geopolítica. Se enfocó desde el inicio, en el primer panel, en Asia y en el regreso de China como eje de poder global. ¿Cuál es tu visión sobre eso?
—No creo que el alineamiento con Estados Unidos nos limite para ejercer comercio con cualquier país del mundo. De hecho, Argentina tiene un vínculo muy importante con China, y eso no se va a cortar. Pero sí vamos a tener necesidad, como país, de salir más agresivamente al mundo a buscar nuevos potenciales clientes. Tenés que ir armando un menú de diferentes jugadores. Es importante no depender fuertemente de un solo mercado.
—¿Cómo está la relación empresarial con China?
—Bien. De hecho, hay una misión comercial en los primeros días de noviembre para firmar acuerdos y aumentar la venta de ciertos productos a China. Eso va a ocurrir en la primera quincena de noviembre. El tema de la carne está funcionando bien. Exportamos más o menos unos 2.000 o 3.000 millones de dólares en carne, y una cifra similar en soja.
—En términos prácticos de la economía real, más allá del runrún político, ¿cómo evaluaría la relación?
—Existen buenas intenciones de todos de afianzar ese ida y vuelta. Es un mercado demográficamente muy potente y su importancia es fuerte. Países como China, India, Indonesia o Vietnam son grandes demandantes de lo que producimos. Muchas veces cuesta entrar por el famoso "costo argentino". Reducirlo es la manera de lograr competitividad.
ML
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