Los cadáveres fueron encontrados por el hermano y tío de las víctimas. Falta conocer el resultado de la autopsia. La misteriosa presencia de la abuela en el departamento
19:26 | Viernes 11 de Julio de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma
El escalofriante hallazgo en un departamento del barrio porteño de Caballito de los cadáveres de una mujer de 47 años y su hijo de 13, ambos nacidos en Corea del Sur, tiene todavía varios cabos sueltos que la Justicia tratará de resolver durante los próximos días. Sin embargo, con el correr de las horas, se dieron a conocer varios detalles de la escena donde fueron encontrados los cuerpos, que podrían arrojar algo de luz sobre lo que pasó.
Según indicaron Infobae fuentes con acceso a la investigación que lleva adelante el fiscal Mariano Orfila, fue el hermano de la mujer quien encontró los cuerpos en el piso de la vivienda, un monoambiente en el tercer piso del edificio, ubicado en la calle Galicia al 919.
La escena era macabra. De acuerdo con lo que contó el hombre a la Policía de la Ciudad, él ingresó a la propiedad con su propia llave y primero observó a su hermana -identificada como Eun Hye Ku-, tirada en el suelo boca arriba, con una bolsa de nylon en la cabeza y un cable de alargue de color blanco atado al cuello. Su primera reacción fue sacarle la bolsa, con la esperanza -quizá- de que estuviera con vida. También había un rollo de cinta adhesiva.
Al costado del cadáver de la mujer de 47 años estaba el menor de 13, un adolescente de nombre Yoonsuk Ko. El chico tenía una remera rota, también en la zona del cuello. La Unidad Criminalística Móvil de la Policía de la Ciudad, luego de llamado del hombre al 911 y la llegada de agentes de la Comisaría 6-A, preservó con especial cuidado las manos de las víctimas.
“Estaban entre la cocina y la cama”, especificó uno de los investigadores a Infobae sobre el lugar exacto del hallazgo.
De acuerdo con las fuentes consultadas por este medio, el alargue de color blanco, el rollo de cinta adhesiva, la bolsa de nylon y cuerpos de las víctimas fueron remitidos a Morgue Judicial. Allí se realizará la autopsia a los cuerpos, un examen clave que permitirá tener con mayor claridad qué ocurrió.
El edificio en el que
El edificio en el que encontraron los cuerpos
No fue lo único que se observó en la escena. Las fuentes señalaron que durante la inspección ocular, los efectivos hallaron sobre la mesa del monoambiente una taza de vidrio transparente con líquido incoloro en su interior, la cual fue asegurada para análisis.
Además, la búsqueda de rastros dio resultado positivo para huellas dactilares, las cuales fueron levantadas y enviadas al laboratorio.
La misteriosa presencia de la abuela y la historia familiar
De acuerdo con el relato del hombre, Eun Hye Ku vivía en el monoambiente con su hijo Yoonsuk Ko y junto a su madre y abuela del menor. Según el denunciante, la familia surcoreana llegó a Argentina hace aproximadamente diez años, aunque su cuñado permanece en el país asiático.
En ese sentido, el hermano relató algunos detalles de la familia que, al parecer, explicarían la principal hipótesis que se maneja en el expediente: homicidio seguido de suicidio.
Según lo que explicó, el chico tenía autismo y la mujer padecía depresión y problemas respiratorios. El hombre relató que ella expresó varias veces que no quería vivir más y le mencionó la dificultad que tenía para cuidar al hijo.
Por este motivo, solía llamarla todas las tardes para comprobar su estado de ánimo y ver cómo estaba, pero al no recibir respuesta en esta oportunidad, decidió acercarse personalmente, momento en el que se encontró con la tragedia.
Hay un dato que revelaron las fuentes consultadas que llama la atención y es investigado por el fiscal Orfila.
El hermano de la víctima dijo que luego de encontrar los cuerpos llevó a su madre hasta la cafetería que la familia atiende en la zona, lo que supondría que la abuela estaba en la vivienda durante el hecho. No está claro aún si fue testigo del hecho o por algún motivo se encontraba dentro del monoambiente en un lugar que le impidió ver lo que estaba ocurriendo.
El departamento, en tanto, no tenía signos de violencia ni la puerta forzada, un dato que coincide con la versión brindada por el hombre que encontró los cadáveres.
