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Más años, más riesgo: cómo enfrentar el cáncer en la vejez

Con el envejecimiento crece el cáncer, expertos piden prevención, detección temprana y evaluación geriátrica integral para cuidar mejor.

Sábado 01 de Noviembre de 2025

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10:09 | Sábado 01 de Noviembre de 2025 | La Rioja, Argentina | Fenix Multiplataforma

A medida que las personas viven más tiempo, también aumenta la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas, entre ellas el cáncer. La edad avanzada es, de hecho, el principal factor de riesgo para esta enfermedad: según el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, el promedio de diagnóstico es de 66 años, el 70% de las muertes ocurre después de los 65 y quienes superan esa edad en la vejez, tienen once veces más probabilidades de padecerla que los más jóvenes.
 
De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la esperanza de vida en la Región de las Américas alcanzó los 77 años en 2019, más de tres años por encima del nivel registrado en 2000 y por encima del promedio global. Las proyecciones de las Naciones Unidas muestran que el envejecimiento poblacional continuará acelerándose: en América Latina y el Caribe, la población mayor de 60 años se triplicará hacia 2060, pasando de 42 a más de 220 millones de personas. En ese escenario, los adultos mayores representarán casi un tercio de la población regional.
 
La edad avanzada es, de hecho, el principal factor de riesgo para esta enfermedad.
La edad avanzada es, de hecho, el principal factor de riesgo para esta enfermedad.
 
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Para 2040 los casos de cáncer en mayores de 65 años se duplicarán
Es una consecuencia directa de vivir más tiempo: los avances de la ciencia y la salud nos permiten alcanzar edades antes impensadas, pero también nos exponen con mayor frecuencia a enfermedades crónicas. En ese contexto, la prevención y la detección temprana del cáncer son cada vez más importantes.
 
El vínculo entre envejecimiento y cáncer tiene raíces biológicas
Con el paso del tiempo, las células acumulan alteraciones genéticas y los mecanismos naturales de reparación se vuelven menos eficientes, lo que eleva las probabilidades de que se formen tumores. Pero la dimensión social es igualmente determinante: la longevidad saludable no depende solo de la genética, sino también de las condiciones de vida. El acceso al agua potable, una alimentación equilibrada, la posibilidad de realizar actividad física y de mantener vínculos sociales sólidos son factores determinantes para un envejecimiento activo y una mejor respuesta frente a las enfermedades crónicas.
 
Los especialistas subrayan que la edad cronológica no siempre refleja la edad biológica, por lo que no debería ser el único factor para decidir un tratamiento oncológico. Cada paciente es diferente. Algunos tienen 80 años y un estado funcional excelente, y otros 65 con múltiples comorbilidades. Por eso es clave evaluar cada caso de manera integral.
 
Las enfermedades crónicas que suelen coexistir en esta etapa pueden complicar tanto el diagnóstico como el tratamiento del cáncer. Su presencia se asocia con una menor supervivencia y una mayor tasa de hospitalización. Por eso, los médicos recomiendan un abordaje que contemple no solo la enfermedad oncológica, sino la salud de manera integral. El tratamiento en personas mayores requiere un equilibrio más cuidadoso: comorbilidades como hipertensión, diabetes o insuficiencia cardíaca pueden limitar las opciones terapéuticas y hacer más complejo el balance entre riesgo y beneficio.
 
En este sentido, la Evaluación Geriátrica Integral (EGI) se consolidó como una herramienta clave en oncología para valorar de manera completa la salud de las personas mayores. Este enfoque multidimensional permite identificar vulnerabilidades y definir la edad funcional y fisiológica, más relevante que la cronológica. Evalúa la funcionalidad, la cognición, la nutrición, las comorbilidades, el estado emocional, el entorno social y los riesgos de toxicidad frente a los tratamientos. Su aplicación permite diseñar estrategias personalizadas y mejorar los resultados clínicos.
 
Algunos tienen 80 años y un estado funcional excelente, y otros 65 con múltiples comorbilidades.
Algunos tienen 80 años y un estado funcional excelente, y otros 65 con múltiples comorbilidades.
 
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Las comorbilidades pueden limitar las opciones terapéuticas
Una buena alimentación, el ejercicio adaptado, la hidratación y el acompañamiento emocional son tan importantes como la terapia en sí para mejorar la calidad de vida. La oncología moderna debe integrar todos estos aspectos para garantizar un envejecimiento saludable.
 
Vivir más años es un logro que exige repensar las estrategias de prevención y cuidado. La detección temprana, los hábitos saludables y un abordaje integral de la salud serán claves para garantizar que la longevidad se traduzca en bienestar.
 
* Gabriela Bugarín (MN 71988), directora médica de Oncología de MSD Argentina.
 
* Carlos Presman (MP 17871), gerontólogo.
 
* Diego Kaen (MP 1898), oncólogo clínico.
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